EDITORIAL
Acaba un año lila
Último día de 2018, un año que se ha vestido de lila combativo. El 8 de marzo las mujeres clamaron por la igualdad con una histórica movilización global que, también en Lleida, sacó a la calle a miles de personas. Pero a pesar de una mayor concienciación, el machismo estructural de nuestra sociedad sigue suponiendo una lacra. Solo en los primeros diez meses del año se contabilizaron 126 denuncias por delitos sexuales en las comarcas de Lleida, más que en todo 2017 y casi el doble de las registradas en 2011. Ayer mismo, la Guardia Urbana detuvo a un hombre por agredir a su pareja, de tan solo 18 años, en el Parc de l’Aigua. La joven, medio desnuda, presentaba contusiones y un mordisco. Y no es el único delito grave de estas características registrado este 2018. En julio, una mujer fue acuchillada en plena calle Lluís Companys y, más recientemente, un hombre atacó con un hacha a su pareja en Vila Montcada y, más tarde, se suicidó. Un panorama desolador en un año marcado por la polémica sentencia de La Manada, los cinco jóvenes condenados por abusos, no por agresión sexual, de una joven en los San Fermines de 2016 a pesar de que los propios magistrados describían en los hechos probados una espeluznante violación grupal. La reforma que prepara el Gobierno central para que todos los abusos sexuales sean considerados agresiones parece más que necesaria para frenar esta tendencia, sobre todo teniendo en cuenta que el 17% de los agresores detenidos ya habían sido arrestados por hechos similares. Unas medidas judiciales que, no obstante, deberían ir acompañadas de un ambicioso plan educativo para que sean realmente eficientes. Necesaria memoria histórica Más allá del espectáculo, recreaciones históricas de episodios de la Guerra Civil como los vividos en La Granadella y El Soleràs sirven para ayudar a cicatrizar heridas y concienciar a los más jóvenes de los peligros del fascismo. Ayer, junto a la fosa común de El Soleràs, un padrí de más de 90 años verbalizó, por primera vez, los dolorosos recuerdos de una infancia marcada por la guerra.