EDITORIAL
Primera muerte de género del 2019
Una mujer de 26 años murió ayer tras ser apuñalada supuestamente por su novio en la localidad cántabra de Laredo, según confirmó la delegación del Gobierno en Cantabria. El hombre, de 29 años, se entregó a la Guardia Civil. La mujer no pudo ser reanimada por los servicios de emergencias, que acudieron a su casa a las 4.05 horas de la pasada madrugada, en este caso de violencia machista que de confirmarse sería el primero del año en España. Y mientras esta lacra del terrorismo doméstico no cesa –desde el año 2000 han muerto en el estado español casi mil mujeres a manos de sus parejas o exparejas– todavía hay partidos y personas que cuestionan la necesidad de seguir luchando por medios jurídicos, económicos y sociales para acabar con estas muertes propias de tiempos ya superados, gracias al sacrificio, esfuerzo y empeño de todos, sobre todo de miles de mujeres que se han dejado la vida luchando por sus derechos. Todas las injusticias que aún subsisten en nuestros días son igual de execrables y denunciables, pero que en el siglo XXI haya partidos con representación parlamentaria, como Vox en Andalucía, que mantengan posiciones tan retrógradas debería provocar indignación generalizada. Algo debemos estar haciendo mal para que sea todo lo contrario. Incivismo y dinero público El 24 de abril del pasado año, tres dotaciones de bomberos y un helicóptero de la Generalitat desplazaron a Torres de Segre después de que un hombre llamara al 112 para alertar de que su mujer se estaba ahogando tras caer al río junto a otras dos personas que se habían tirado para rescatarla. Se trataba de un aviso falso, una broma de mal gusto o una gamberrada de alguien con poca conciencia de lo que cuestan los servicios públicos, pagados con el dinero de todos. Ahora, el departamento de Interior multa con casi 10.000 euros al incívico que obligó a movilizarse a los servicios de emergencia para nada. Hay casos de imprudencia en la montaña que requieren más estudio para decidir quién debe pagar un rescate, en este caso no hay lugar a dudas: quien malgasta el dinero de todos, debe asumirlo.