EDITORIAL
Rebajas: tradición y marketing
El día siguiente de Reyes era, tradicionalmente, el del inicio del periodo de rebajas, se publicaban fotos de colas en algunos establecimientos y hasta de carreras de los clientes para ser los primeros en llegar a los mostradores donde se ofrecían los productos rebajados. La tradición se mantiene porque fueron muchos los comercios que ayer empezaron oficialmente el periodo de rebajas que se mantendrá hasta marzo con diversos reclamos añadidos que, teóricamente, multiplicarán los descuentos, pero lo cierto es que la tendencia es que las rebajas de invierno vayan perdiendo impacto en el balance anual porque ya hay muchas cadenas que ofrecen descuentos y promociones durante todo el año. El presidente de los comerciantes del Eix de Lleida explica que la mitad de los establecimientos no esperó hasta ayer y que ya llevaba días ofreciendo diversos descuentos, e incluso en periodo de venta alta como son las fiestas navideñas, se anunciaban promociones de venta. Bien por la competencia, bien por la presión de las grandes cadenas o bien por la demanda del consumidor, vamos a un periodo de rebajas semipermanentes en el que siempre se ofrezca algún aliciente para incentivar la venta: sean semanas de la moda, Black fridays, feria de la ganga o simplemente rebajas, además de la pujanza creciente de la venta online y la proliferación de las llamadas tiendas outlet con precios rebajados. Con este panorama, las rebajas se mantienen como una tradición y también como un instrumento de marketing porque evidentemente provocan una mayor afluencia de potenciales compradores, pero ya depende del consumidor discernir entre posibles gangas, productos realmente rebajados que mantienen su calidad, otros saldos que se elaboran específicamente para venderse en rebajas o productos que conservan su precio inicial y son adornados con carteles con descuentos espectaculares. Probablemente, en rebajas hay de todo y es bueno que se recupere el consumo, pero también es necesario que los consumidores estén al corriente de sus derechos, que van desde conocer con claridad cuál es el descuento aplicado con precios iniciales y finales, saber qué productos están rebajados y cuales no y ser informados de cómo y cuándo pueden devolverse los productos rebajados. Avanzamos hacia una liberalización de las rebajas, pero habrá que velar porque sea en beneficio del comercio y también de los consumidores.