EDITORIAL
Solidaridad con las donaciones
Si algo funciona bien en este país, y hay que destacarlo, es la coordinación para los trasplantes, que ha permitido alcanzar el liderazgo mundial a nivel estatal y en Catalunya una de las tasas de trasplantes más altas del mundo, tal como destacaba el director de la Organización Catalana de Trasplantes, Jaume Tort, resaltando que ha aumentado la tasa de intervenciones en los hospitales catalanes para implantar riñones, hígado, corazón, pulmón y páncreas, con una creciente especialización de cada hospital y una eficaz coordinación entre los que extraen órganos, como el Arnau de Vilanova, que es el segundo por donantes, y los que los implantan. Evidentemente, hay cuestiones a mejorar como el tiempo de espera para recibir un órgano, que puede oscilar entre los dos y los veinte meses, pero aquí es imprescindible contar con la solidaridad de la sociedad para que haya más donantes, que pese a un notable aumento en los últimos años, han registrado una pequeña baja en lo que respecta a donantes vivos. Es importante que todos seamos conscientes de que nuestros órganos o los de nuestros familiares pueden dar vida a personas que la necesitan, que hay en Catalunya 1.221 personas esperando un órgano sano y se recomienda formalizar la donación en vida, cuando se disfruta de salud y de plenas facultades, para que cuando llegue el fallecimiento puedan extraerse los órganos necesarios y evitar que la preocupación, los nervios y la tristeza que acompañan a los últimos momentos puedan frustrar la donación. Es un ejercicio de solidaridad en el último momento y un aliento de vida para quien espera el trasplante. Los derechos de los demás Una jueza ha respaldado la decisión del ayuntamiento de Sant Pol de no admitir en la guardería municipal a un niño al que sus padres no querían vacunar. Y lo ha hecho con un argumento contundente advirtiendo que la decisión de los padres de no vacunar ponía en riesgo la salud del resto de niños y olvidan los derechos de los demás por entender que su derecho está por encima del derecho a la salud del resto de niños. Respeta su libertad, pero prioriza al colectivo.