EDITORIAL
Incomprensible e intolerable
El choque frontal entre dos trenes de la línea de Manresa cerca del antiguo apeadero de Castellgalí, en el Bages, se saldó el viernes con una persona muerta, seis heridos graves, 15 menos graves y 37 leves, además de un susto considerable para el resto de los 400 pasajeros que viajaban entre ambos convoyes. El accidente se produjo a las 18.30 horas de la tarde cuando el regional R-12 que salió de la estación Lleida Pirineus a las cuatro de la tarde hizo parada en Manresa en una contravía y no se encarriló después por la vía que correspondía, chocando con el cercanías R-4 procedente de Sant Vicenç de Castellet en dirección a Manresa, que circulaba por la misma vía. Lo primero que corresponde es dar el pésame a la familia y a los amigos de la víctima, una joven de solo 26 años que conducía el tren procedente de Manresa, y el apoyo a la larga cincuentena de heridos de una u otra consideración. Pero, evidentemente, este fatal accidente ha de servir para que, de una vez por todas, Fomento tome en consideración el lamentable estado de las Cercanías catalanas en todo su conjunto y en especial la línea de Lleida a Manresa, donde hace apenas tres meses murió otra persona, y que en las comarcas de Ponent cuenta los días por incidencias. El viernes mismo, Renfe tuvo que transportar en autocar a decenas de pasajeros porque se había indispuesto un conductor. ¿Cómo pudo circular un convoy siete kilómetros en dirección contraria sin que nadie desde el control lo advirtiera o sin que los sistemas tecnológicos automáticos se dieran cuenta de ello? Lamentable es poco para definir este fatal siniestro. Los errores humanos pueden existir, pero, en pleno siglo XXI, la tecnología permite subsanar estos fallos. Mala noticia para todos El anuncio hecho por el gobierno español de la rotura del diálogo entre el ejecutivo central y el de la Generalitat es una muy mala noticia para todos. Al margen de que cada cual puede, lícitamente, defender sus intereses, lo que está claro es que el problema catalán es político y solo a través de la negociación se hallará una salida.