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Tercer día del juicio al procés y una vez descartadas la mayoría de las cuestiones previas de la defensa, admitiendo algunas como la declaración del exministro Zoido por lo que algún letrado califica como razones estéticas, se ha entrado en materia con las declaraciones del exvicepresidente Junqueras y el exconseller de Interior Joaquim Forn. Junqueras se mostró fiel a su estilo en las respuestas a su abogado, al único que contestó, con un tono didáctico pero contundente, con toques de ironía, una declaración de amor a España y sobre todo muy político al presentarse como un preso político, que está en la cárcel por sus ideas. Algo que hubiera podido ser rebatido porque si fuera así estarían en prisión dos millones de catalanes que han votado a favor de las opciones independentistas, porque se juzgan unos hechos concretos, cuyo relato otras defensas intentan rebatir o cuestionar, pero al no aceptar otras preguntas, ni debates, ni puntualizaciones, le permitió lanzar su mensaje de que nada de lo que han hecho es delito, de rotundo rechazo de cualquier uso de la violencia y defensa del derecho de autodeterminación. Es la estrategia elegida por Junqueras y consensuada con Esquerra, que prefieren no entrar en acusaciones concretas y optan por una defensa política, con la buena retórica habitual de Junqueras obviando los tecnicismos jurídicos, que deja para su defensor. Por una línea diferente optó el exconseller Forn, que sí contestó a las preguntas de la Fiscalía y aceptó entrar en los vericuetos del sumario hasta provocar algún reproche de la presidencia de la sala al fiscal, que se confundió en alguna ocasión al referirse a los “siete vehículos de la Guardia Civil devastados” ante Economía, cuando fueron tres los que sufrieron daños, o al preguntarle si sabía que tenía las comunicaciones intervenidas. Forn fue rotundo al asegurar que nunca dio instrucciones políticas a los Mossos y que cumplió con las órdenes remitidas desde la Fiscalía y el Tribunal Superior de Justicia, pero también reconoció que la Declaración Unilateral de Independencia no tiene valor legal porque no fue votada en el Parlament ni publicada en los boletines de la Generalitat ni de la Cambra catalana. Es una forma de enfocar la defensa, negar que se proclamara la independencia, que habrá que ver si tiene seguidores entre el resto de acusados y también si tiene repercusiones políticas, porque muchos catalanes creyeron lo contrario.

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