Por salud y por responsabilidad

Los consumidores conscientes y responsables han dejado de ser una minoría para marcar tendencia, pero aún queda mucho camino por recorrer. La apuesta por la sostenibilidad y el producto de Km 0 beneficia no solo a la salud, sino al territorio. Sin embargo, un estudio económico del sindicato Asaja pone de manifiesto que si el consumo de fruta en España llegara al mínimo recomendado por las autoridades sanitarias, los productores de Lleida ingresarían 60 millones de euros más al año y se llegaría a los 200 millones en el conjunto del Estado. Un incremento de negocio nada despreciable que, además, contribuiría a estabilizar los precios. Según el último estudio de la Fundación Española de la Nutrición, los catalanes consumen la mitad de la fruta que se considera adecuada en una dieta equilibrada y habría que avanzar hacia el objetivo de incrementar la ingesta en, al menos, una pieza al día. Los últimos datos de consumo señalan que un español come, de media, tan solo 3,65 kg de melocotón al año, por lo que la exportación es vital para la subsistencia de los productores leridanos. La manzana está mejor posicionada, con una ingesta de 11,32 kilos anuales. El problema es que, en las estanterías de las grandes cadenas, la mitad de manzanas que se ponen a la venta son de importación. Las campañas para incrementar el consumo de fruta son, pues, una prioridad tanto para la salud del consumidor como para la de un sector clave en la economía leridana. Guerra a las faltas Según la tradición, “a cada bugada es perd un llençol”. Algo similar ha ocurrido con las sucesivas reformas educativas y la ortografía se ha llevado la peor parte. Si hace dos generaciones era impensable que alguien con estudios superiores hiciera faltas, ahora es tan habitual que uno de cada cuatro alumnos de primero de los grados de Educación Infantil y Educación Primaria de la UdL suspenden la asignatura de lengua catalana. La buena noticia es que el porcentaje se ha reducido desde 2015, cuando eran un 35%. Hay quien atribuye a las redes sociales el relajamiento de las normas, pero los expertos aseguran que son dos registros distintos.