EDITORIAL
La correa de transmisión
Si la Universitat es el motor académico, de conocimiento e investigación y también económico de las comarcas de Lleida, el Consell Social es el vínculo entre la sociedad en que se enmarca y el centro universitario. El de la UdL cumple ahora sus primeros 25 años de labor con un reconocimiento al que se han sumado todos los presidentes de la Generalitat por su trabajo de correa de transmisión entre el mundo económico y social y el académico, con la presencia de las empresas, los sindicatos, los estudiantes y los mismos representantes de la universidad. No ha sido una tarea fácil porque había que crear conciencia, había que establecer y reforzar vínculos, picar piedra en ocasiones para que las empresas confíen y apoyen los proyectos universitarios, pero aunque queda mucho por recorrer, se puede hacer un balance positivo. Se ha creado una universidad puntera, con instalaciones dignas, se han diversificado los campus, se ha aprobado la asignatura histórica de los estudios de Veterinaria, se ha ayudado a la potenciación del Parc Científic y Tecnològic de Gardeny y se ha avanzado significativamente en la internacionalización de la universidad. Son méritos compartidos por la Universitat y su Consell Social, y hay que seguir trabajando en la implicación de las empresas con el centro para que responda a sus expectativas y también para que haya una colaboración de las empresas y para que haya un mecenazgo real. Y todos tenemos que asumir que cuanto mejor sea nuestra universidad, más dinámica y abierta será nuestra sociedad. Y esta correa de transmisión bidireccional le corresponde al Consell Social. Hipérbole y realidad La sexta semana del juicio al procés ha estado marcada por la declaración de agentes de la Guardia Civil que han dibujado un panorama de enfrentamiento y hasta odio, con comparaciones de la situación vivida aquel otoño con la que padeció el País Vasco. Toda percepción es subjetiva y personal, pero a veces la exageración y la hipérbole pueden distorsionar la realidad y se hace imposible recordar aquí rastros de violencia o terrorismo como los vividos en Euzkadi. Y conviene explicarlo.