EDITORIAL
El tiempo es oro
Espacio partido por tiempo. La distancia es relativa. Lleida y Barcelona siguen separadas por 150 kilómetros, pero la llegada de los trenes de alta velocidad las acercó hace once años. Tener el centro de la ciudad condal a una hora de la también céntrica estación de Lleida-Pirineus ha permitido que unos 200 leridanos puedan seguir viviendo en Ponent pese a trabajar en la capital catalana. Eso sí, el tiempo es oro. Un billete de AVE sin oferta cuesta 43 euros, y 31,50 si es de Avant, que tarda cinco minutos más. No mejoran mucho las cosas con la Tarjeta Plus 10, que permite gastar diez viajes en ocho días: cuesta 129,40 euros. Los leridanos han convertido los Avant en unas cercanías cómodas y eficaces, pero muy caras. El trayecto por carretera es mucho más barato. Un billete sencillo de la compañía Alsa sale por poco más de 22 euros y, si se opta por Avanza, que opera desde Almacelles, el precio es de tan solo 8 euros, casi cuatro veces menos que el del Avant. El problema es que se emplea el doble de tiempo: dos horas de viaje. Y si se quiere abaratar el trayecto en tren hay que pagar peaje e invertir más de tres horas en un regional que cuesta unos 15 euros. Así las cosas, 15 años después de que llegara el primer AVE a Lleida procedente de Madrid, queda claro que las expectativas creadas eran exageradas. El balance es positivo, especialmente desde que la alta velocidad une Lleida y Barcelona, y así lo acreditan los 546.700 pasajeros que el año pasado eligieron este medio de transporte, 80.000 más que el año anterior. Pero sin una inversión en regionales, se favorece el despoblamiento de comarcas como el Urgell y la Segarra y se pierde cohesión territorial. La apuesta por un transporte público de calidad es vital para ser competitivos sin renunciar a la sostenibilidad. Muchas incógnitas La primera de las encuestas electorales que publica SEGRE presenta una Paeria muy plural en la que los pactos postelectorales decidirán quién gobierna. Fèlix Larrosa, del PSC, se perfila como el candidato más votado, pero Miquel Pueyo, que sube al frente de ERC, podría sumar con JxCAT, Comú y la CUP. Todo abierto.