La nueva Paeria

Con la aprobación del nuevo cartapacio echa a andar la nueva Paeria presidida por el republicano Miquel Pueyo y apoyada por los postconvergentes y los comunes con una estructura que se presenta como más horizontal, con áreas de gobierno definidas por objetivos tan encomiables como la Lleida segura, Lleida conectada, Lleida valiente, Lleida justa, Lleida próxima, Lleida saludable, Lleida emprendedora y Lleida comprometida, pero que también puede resultar más confusa y de coordinación más complicada. Visualmente, llama la atención que más de la mitad de los ediles del equipo de gobierno se sienten en la presidencia con nada menos que siete tenientes de alcalde, uno del Comú, tres de JxCat y tres de ERC, además del alcalde, y ha sido la distribución de las dedicaciones exclusivas a los grupos de la oposición el primer punto de fricción, con quejas del PSC y Cs por lo que entienden que es una discriminación y una forma de laminar el trabajo de la oposición. Pese a esta crítica, en este primer pleno hubo en palabras del alcalde “un grado razonable de consenso y de diálogo”, muy alejado de la crispación con que se vivieron los plenos en el anterior mandato y de hecho se aceptaron enmiendas de otros grupos, seis se aprobaron por unanimidad e incluso socialistas y populares se abstuvieron en el texto global, de forma que solo Ciudadanos, que ya habló del “nuevo rodillo municipal”, votó en contra. Y entre las primeras medidas, junto a la rebaja de un cuatro por ciento en las retribuciones de cargos electos, simbólica pero siempre bien acogida, se aprobaron medidas ya anunciadas como la comisión investigadora del 1-O y la colocación en las fachadas de la Paeria de una pancarta en favor de los políticos presos y de un lazo amarillo que ya se hicieron efectivas ayer. Estaban en el programa de los que ahora gobiernan y es una decisión tan legítima como la que en su momento habían tomado sus antecesores de no colocar estas muestras de solidaridad y que tantos ataques generó, porque la supuesta neutralidad del espacio público que invocan los contrarios a la pancarta y los lazos no existe o en cualquier caso depende de mayorías políticas o de interpretaciones judiciales y tampoco en esta cuestión habrá unanimidad, por lo que se trata de respetar los gestos de solidaridad que cada cual quiera mostrar y centrarse en el objetivo de mejorar la ciudad y las condiciones de vida de sus habitantes.