Las 'manadas' que no cesan

Como si de una macabra competición se tratara, raro es el día que no salta a la luz un caso, o más, de agresiones a mujeres con diferentes grados de violencia, cuando no termina directamente en muerte. El de ayer se produjo de nuevo en Manresa y los presuntos autores fueron también una “manada” de criminales que se han sumado a una espiral de barbarie contra las mujeres que parece no tener fin. Y es que cuatro hombres, de entre 18 y 25 años, fueron detenidos por los Mossos d’Esquadra la pasada madrugada después de que una menor de 17 años denunciara que había sido víctima de una violación múltiple en un piso okupado del centro histórico de la capital del Bages. La noticia causó indignación en la ciudad puesto que el ataque de ayer coincidió con la suspensión del juicio contra la ya conocida como “manada de Manresa”, integrada por seis jóvenes que presuntamente violaron por turnos, en octubre de 2016, a una niña que entonces tenía 14 años aprovechando que estaba ebria y apenas se mantenía consciente durante un “botellón” en una fábrica abandonada. Estamos pues ante un suma y sigue inacabable puesto que solo el pasado año se denunciaron en Catalunya 833 casos de agresiones sexuales contra mujeres, más de dos al día, lo que supone un incremento del diez por ciento con respecto a 2017.

Y si en Manresa están en estado de shock por ser escenario de los dos brutales ataques en poco espacio de tiempo, igual o peor quedaron los vecinos de Elche después de que el viernes un hombre confesara que había matado a su mujer, de 47 años, a puñaladas justo cuando esta hacía pocos días que había iniciado los trámites de separación. Se convirtió así en la víctima número 31 de violencia machista de lo que llevamos de año y en la 1.006 desde que se empezaron a contabilizar en España en 2003. Estos registros no tienen parangón ni en los momentos más trágicos de la violencia terrorista y suponen una sangría que la sociedad no puede ni debe tolerar. Endurecer las penas para que tengan efecto disuasorio y, sobre todo, educar desde la más tierna infancia erradicando conductas sexistas, por muy inofensivas que puedan parecer, deben ser los pilares para revertir esta situación totalmente insostenible.