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El informe de la patronal Foment del Treball ha puesto cifras a la sensación generalizada en Catalunya de que falta inversión pública de las diferentes administraciones, que ha bajado drásticamente la licitación oficial de obras, de 8.064 millones de euros en 2008 a solo 1.671 en el pasado ejercicio, y que hay un déficit de infraestructuras, que han cifrado en 28.000 millones de euros. El informe se centra en grandes proyectos como el corredor mediterráneo, las cercanías de Barcelona, la Ronda del Vallès o la ampliación del metro barcelonés, pero también se incluye en el informe el desdoblamiento entre Tarragona, Montblanc y Lleida de la N-240, o el sempiterno proyecto de la A-14, la autovía hacia Aran que debería llegar hasta Sopeira y que lleva años paralizada en el tramo aragonés y se ha quedado en Almenar en el tramo leridano entre las obras estatales a las que se añaden las rondas de Bellcaire, La Fuliola, Anglesola y Tornabous, aplazadas hasta más allá de 2020 en los proyectos de la Generalitat. Y aún se podrían añadir el desdoblamiento de la N-II entre Zaragoza y Lleida y mejoras en los aeropuertos de Alguaire y La Seu para hacerlos viables en una lista que se haría larguísima sobre los déficits de infraestructuras que padecemos y que perjudican la competitividad de nuestra economía. Muchos gobiernos se han comprometido a subsanar este déficit en la inversión pública y se han anunciado a bombo y platillo grandes planes, que luego duermen el sueño de los justos o se ejecutan con una lentitud exasperante, como muestra que en los últimos cinco años solo cuatro de las cien obras reclamadas en el catálogo de infraestructuras básicas han salido de la lista de pendientes por haber sido ejecutadas en su totalidad, según los datos de la Cambra Oficial de Contractistes de Catalunya. Desde la sociedad civil se ha reclamado, con poco éxito hasta ahora, un pacto de todas las administraciones para afrontar estas inversiones pendientes y ahora vuelve a hacerlo Foment, que ha exigido un acuerdo del Estado central, la Generalitat y las corporaciones locales para subsanar este déficit de infraestructuras, pero mientras se mantenga la provisionalidad política con gobiernos en funciones y presupuestos prorrogados, porque tanto en Madrid como en Barcelona son incapaces de sacarlos adelante, será difícil revertir la situación. Y mientras tanto, el déficit de infraestructuras seguirá aumentando.

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