EDITORIAL
El legado Oró
La efeméride que celebramos estos días de la llegada del hombre a la Luna hace 50 años debería servir para destacar como merece la aportación científica y el papel relevante de uno de los hombres más ilustres de nuestras comarcas como fue Joan Oró. Tras graduarse en la Universidad de Barcelona y desarrollar una brillante carrera en la Universidad de Houston, donde investigó sobre el origen de la vida y descubrió la síntesis de la adenina, se incorporó a la NASA en 1963 participando en los programas Apolo y Viking para investigar sobre la composición de las rocas lunares y el análisis de la atmósfera de Marte. Fue uno de los “padres” de la llegada del hombre a la Luna y tras recibir reconocimientos universales, dejó su legado a Lleida... donde sigue almacenado veinte años después de que lo entregara sin que se hayan concretado las repetidas promesas de un museo. Son 280 cajas documentadas y 20 archivos metálicos que están almacenados en el Parc de Gardeny y únicamente la maqueta de la Luna cedida por la NASA está expuesta en la planta baja del edificio H3 de Gardeny y hace cinco años, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte del científico, se expusieron por primera vez fragmentos de meteoritos y apuntes personales, una parte mínima de su legado. Se tenía que hacer un museo, luego exponer el legado en el Museu del Clima, donde apenas se puede ver un 1 por ciento de lo existente, y ahora el sobrino del científico reclama el apoyo de las instituciones para relanzar el museo. Aunque corran malos tiempos presupuestarios, sería de justicia reconocer la trayectoria del científico leridano más ilustre, evitar que caiga en el olvido y divulgar su figura entre los jóvenes. Un traslado previsible Hace quince días con la campaña en sus inicios, la Paeria ya admitía que más de un centenar de temporeros dormía en la calle y para atenderlos se decidió habilitar el pabellón de L’Antorxa, que disponía de 70 hamacas que se añadían a las plazas disponibles en el albergue. Como era previsible, L’Antorxa se ha quedado pequeño y tiene que habilitarse el pabellón de Balàfia. Más improvisación que previsión.