EDITORIAL
Fruta 'low cost' con costes al alza
El sector frutícola acumula varias campañas marcadas por crisis de precios de distinta intensidad. Algunos años han sido generales, mientras que en otros han afectado a parte de las variedades que se recogen en Lleida. Por el contrario, los costes para el productor siguen aumentando y ahora se le suma la aplicación de la subida del salario mínimo, que obligará a los agricultores y a las cooperativas y empresas a pagar en conjunto unos 15 millones de euros más a los temporeros que emplean, que en las comarcas de Lleida son unos 25.000. Esto no es nada negativo, sino al contrario, porque nuestra sociedad debería aspirar a que todos los trabajadores tengan un sueldo digno. Y en el sector frutícola, esto sería mucho más fácil si el productor recibiera también un precio digno por su cosecha. El problema es que en muchas ocasiones esto no es así, ya que la mayoría de los beneficios quedan en manos de los distribuidores. Por ello, los consumidores deberían ser conscientes de que los precios low cost en las tiendas favorecen una estructura económica marcada por salarios bajos y por la concentración creciente de la producción en muy pocas manos, y el sector frutícola no es una excepción. Líneas férreas abandonadas
Las líneas de trenes regionales entre Lleida y Barcelona son una fuente constante de incidencias, la última de las cuales tuvo lugar el sábado por la mañana, cuando se incendió un convoy en la estación de Salomó. Es la consecuencia lógica de la falta de inversiones para el mantenimiento y modernización de estas infraestructuras, una situación motivada no solo por los ajustes presupuestarios de los últimos años, sino que se remonta a hace décadas, ya que es muy anterior a la crisis económica. La apuesta por el AVE, que se ha mantenido contra viento y marea incluso en plenos recortes, comportó el abandono de la mejora de las líneas convencionales, que precisamente son las más utilizadas por los ciudadanos. Y todo apunta a que a corto y medio plazo no habrá cambios, porque la gran mayoría de líneas del AVE son deficitarias, lo que mermará todavía más la inversión disponible.