EDITORIAL
El Mediterráneo no puede esperar
Más de 150 personas hacinadas desde hace casi dos semanas en el barco Open Arms y un número superior a las 350 en el Ocean Viking de Médicos sin Fronteras, cuando la capacidad máxima de este buque son 200 pasajeros. Este es el panorama de la vergüenza de estos días en el Mediterráneo, donde las ONG hacen lo imposible para salvar a náufragos provenientes de diferentes países africanos, en especial de Libia, de donde huyen de todo tipo de vejaciones. Los países más próximos al lugar en el que se encuentran ambas embarcaciones, Italia y Malta, se resisten a acoger a estos refugiados, salvo contadísimas excepciones por casos de grave enfermedad, y España, que el año pasado se erigió en su adalid recibiendo en Valencia a casi 700 personas que rescató el Aquarius, se caracteriza actualmente por su inacción. Y peor quizá es la desidia de la Comisión Europea, que tampoco ha intervenido para resolver la crisis alegando la sonrojante excusa de que ningún Estado miembro se lo ha solicitado, como si ver las trágicas imágenes de hacinamiento y desesperación en los barcos no fuera suficiente para intentar buscar una solución a un problema que, a la práctica, afecta a todo el continente. Ante esta dramática situación, Open Arms hizo ayer un nuevo llamamiento, este vez ante la embajada en Malta, pidiendo formalmente a España que acoja al menos a una treintena de menores que malviven en el barco, sin que a última hora trascendiera alguna respuesta a esta demanda desesperada. Y paralelamente no se descarta que, en caso de emergencia humanitaria más grave aún de la que se vive a bordo, el Open Arms fuerce su entrada en algún puerto, tal como hizo la capitana del Sea Watch 3 Carola Rackete a finales de junio en la isla italiana de Lampedusa, lo que le acarreó la cárcel.
Por suerte, las acciones de las ONG reciben en este caso el impagable apoyo de personajes famosos, lo que permite que este escándalo humanitario sea conocido en todos los rincones del mundo. Si hace pocos días aplaudíamos desde este mismo espacio la acción del actor Richard Gere, llevando víveres al Open Arms, hoy tenemos que alabar la intervención de actores como Antonio Banderas o Javier Bardem que, como mínimo, ayudan a remover conciencias.