EDITORIAL
Europa debe aprender de su pasado
El presidente polaco, Andrzej Duda, inició ayer en Varsovia los actos para conmemorar el inicio de la II Guerra Mundial apelando a la “responsabilidad” de transmitir a las generaciones actuales y venideras el “horror” que supuso la contienda más mortífera de la Historia. “Nunca más se puede volver a repetir. Por eso debemos recordar y sacar conclusiones de estos hechos”, aseguró Duda en el discurso principal de los actos, en el que instó a explicar a los jóvenes lo sucedido y a mantener abiertos los campos de exterminio nazi con motivos didácticos. La invasión de Polonia por Alemania el 1 de septiembre de 1939 acabó en cinco años con la vida de 50 millones de personas y dejó a Europa devastada y a Japón en ruinas. El porqué las democracias europeas del momento fueron incapaces de evitar la barbarie de Adolf Hitler y el fascismo de Benito Mussolini debe servirnos de lección a todos para no caer en tentaciones de populismos y fascismos varios. La creación de la Unión Europea (UE) ha permitido a sus socios vivir el periodo de paz más longevo de la historia pero está claro que actualmente la zozobra, el desconcierto y la desunión vuelven a tomar protagonismo. Gran Bretaña tiene a medio país en la calle en protesta por el cierre del parlamento, que ha propuesto su primer ministro Boris Johnson y que ha rubricado la misma reina Isabel. Italia vive convulsionada por unas crisis de gobierno de nunca acabar y con la extrema derecha de Salvini al acecho. Alemania entra en recesión y la cancillera Angela Merkel se retira. Francia intenta acompañar a Alemania en el liderazgo que precisa el viejo continente pero ninguno de los dos países y sus respectivos líderes parecen tener la fuerza suficiente para cambiar el rumbo. España no puede formar gobierno por la incapacidad de la izquierda de ponerse de acuerdo y el problema catalán amenaza de nuevo con un otoño caliente y el diálogo no llega. Los actos recordatorios de los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial son pues sin duda un buen momento para echar la vista atrás y analizar las nefastas consecuencias que tienen para los países y su progreso dejar de lado la democracia y sus valores y principios. En plena era tecnológica y por mucho que EEUU esté actualmente gobernada por un excéntrico y autárquico populista, Europa ha de hacer honor a sus bases fundacionales: la paz, el progreso y la colaboración en libertad.