EDITORIAL
El principal reto mundial
Seguramente no nos acordaremos de qué pasó el lunes 29 de julio, pero fue una jornada clave para toda la humanidad. Aquel día, los aproximadamente 7.500 millones de habitantes de la Tierra agotamos los recursos que debían servirnos para todo el año, lo que supone que terminamos con la capacidad de nuestro mundo una semana antes que en 2018. Según la organización Global Footprint Network (GFN), que hace estos cálculos, la humanidad requiere 1,75 planetas cada anualidad para vivir, mientras que en 1970 los recursos naturales duraban hasta el 23 de diciembre. No hace falta ser un experto en medio ambiente para darse cuenta de que este ritmo es inasumible y que puede conllevar consecuencias catastróficas si no se adoptan medidas con urgencia. La Organización de las Naciones Unidas celebrará hoy la Cumbre de Acción Climática que pretende ser un punto de inflexión para emprender un cambio de rumbo global y que llega solo días después de que millones de jóvenes de todo el mundo, siguiendo la estela de la activista sueca Greta Thunberg, salieran a la calle exigiendo acciones contundentes. Sin embargo, las buenas intenciones del secretario general de la ONU, António Guterres, que ha pedido a los líderes mundiales que propongan medidas concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en diez años y a cero para 2050, se toparán con grandes escollos. El principal será la ausencia del presidente norteamericano, Donald Trump, que a la práctica es un negacionista pese a que su país es uno de los más contaminantes del mundo y que evidenciará su desinterés, rayando el menosprecio, por esta cruzada mundial organizando una cumbre paralela en la misma sede de Naciones Unidas dedicada a la libertad religiosa.
La ONU tiene ante sí un gran reto, pero cada uno de nosotros debemos adoptar medidas para evitar que los peores augurios se conviertan en realidad. Ayer, Lleida recuperó el Día sin Coches, en el que participaron cientos de personas con actividades para fomentar la movilidad sostenible. Cierto que era un día festivo y la circulación no es comparable con la de los laborables, pero sirvió para concienciar un poco más a la población de que, en su gran mayoría, está dispuesta a dejar el coche en casa siempre que exista una red de transporte público eficiente.