EDITORIAL
Las lecciones olvidadas de la crisis
Los efectos de la crisis económica que estalló a finales de 2007 llevaron a varios dirigentes políticos y a prestigiosos economistas a manifestar que había que aprender la lección para no repetir los errores. Así, hubo mensajes instando a cambiar el sistema productivo, a recortar el poder de los mercados financieros y a poner coto a la creciente acumulación de la riqueza en pocas manos. Más de una década después, es evidente que han caído en saco roto, ya que está sucediendo lo contrario. Uno de los sectores más afectados por la recesión fue el inmobiliario. En España, decenas de miles de viviendas acabaron en poder de las entidades bancarias, ya fuera por los desahucios de inquilinos que no podían pagar la hipoteca o por la quiebra de promotoras. Entonces, también hubo llamamientos a aumentar el parque público de viviendas y a potenciar un mercado de alquiler asequible, pero lo cierto es que tampoco parece haber tenido ningún éxito. La mayoría de los pisos de los bancos no se han destinado a alquiler social, sino que han sido traspasados a grandes fondos internacionales, cuyo objetivo es intentar conseguir el máximo beneficio posible. Como damos cuenta en nuestra edición de hoy, Lleida no es una excepción. Y mientras, el precio del alquiler se ha disparado en los últimos años, lo que a su vez provoca que cada vez haya más familias con dificultades para pagarlo, lo que se ha traducido en un incremento del número de desahucios por impago del mismo. Es evidente que el poder político y económico han hecho caso omiso a las teóricas lecciones de la crisis. Apuesta por las energías renovablesEl Consell Executiu de la Generalitat acordó el martes derogar el decreto que limitaba la implantación de parques eólicos y fotovoltaicos, que había provocado que Catalunya esté a la cola de las comunidades autonómas en materia de potencia instalada de energías renovables. Ha pasado un tanto desapercibida en medio de la actual marejada política, pero se trata de una buena noticia, porque la lucha contra el cambio climático pasa en parte por apostar por las energías limpias.