EDITORIAL
Contra la segregación escolar
El departamento de Educación prepara un nuevo decreto de admisión de alumnos para el próximo curso que recoge las sugerencias del informe del Síndic de Greuges contra la segregación escolar, con dos grandes novedades: por una parte, la consellería fijará la oferta de plazas en los centros públicos y concertados para que haya una equidad en la distribución de alumnos de origen inmigrante o de familias con menos recursos, y por otra no sufragará a los colegios que segregan por sexo, tal como planteaba ya el principio general de la ley de Educación de Catalunya que proponía la coeducación de niños y niñas en todos los centros con financiación pública. La nueva normativa de admisión prevé que para combatir la segregación escolar se limite el número de alumnos procedentes de entornos socioeconómicos desfavorecidos por escuela, acabando con la situación actual en que se concentraban en determinados centros mientras, los concertados, con cuotas supuestamente voluntarias, excluían sistemáticamente a los alumnos más desfavorecidos. Habrá que ver el grado de aplicación tanto del reparto equitativo de alumnos como la respuesta de los centros que ahora segregan por sexo, pero sin duda estamos ante dos medidas lógicas si se quiere garantizar equidad en las escuelas catalanas.
Un instrumento válido Se cumplen 41 años de la Constitución y mientras unos, como el presidente de la Generalitat, la consideran una herramienta para la represión, otros la siguen manteniendo como un tótem intocable por encima del bien y del mal, y probablemente también en esto en el término medio puede estar la virtud. Es un texto legal importante que nació fruto del consenso, y no olvidemos que fue en Catalunya donde obtuvo más votos a favor, que debe regular la convivencia y también debe garantizar derechos y libertades, pero que también chirría en su aplicación. Pero no es una entelequia sacrosanta, sino que también tiene que adaptarse a los nuevos tiempos, a las sociedades cambiantes y a lo que opinen los ciudadanos, respetándose las mayorías y con el diálogo y la negociación como fórmula de cambio.