SEGRE

Creado:

Actualizado:

Hasta el estallido de la crisis, bancos y cajas rivalizaban en la apertura de sucursales y se consideraba sinónimo de poderío financiero disponer de la red más tupida y la proximidad al cliente se valoraba como elemento esencial de la actividad de bancos y cajas. Con la crisis llegaron las fusiones y las absorciones con la práctica desaparición de las cajas y la concentración de entidades al tiempo que se multiplicaba la digitalización del negocio y un cambio de modelo en el que había que diversificar ingresos ante el impacto de la crisis, el hundimiento del ladrillo y posteriormente el abaratamiento del pasivo. Desde entonces, la tendencia de la banca ha sido cerrar oficinas y estamos llegando al extremo de que el marketing de algunas entidades ya destacan que solo trabajan on-line. El Banco de España informaba esta semana que en el último año se han cerrado 314 sucursales bancarias en Catalunya y 4.773 desde el inicio de la crisis en 2008. En Lleida, por sus características rurales, el fenómeno aún se nota más y han cerrado la mitad de las sucursales bancarias en los últimos once años y de las 592 que había han quedado 305 y la tendencia es que vayan bajando aún más porque al cierre de las oficinas en los pueblos se añade ahora la concentración en las ciudades a remolque de los expedientes de regulación de empleo que han aprobado las grandes entidades. Y seguirán los cierres porque los últimos informes explican que en el sur de Europa solo se hace telemáticamente el 50 por ciento de las gestiones bancarias, mientras que en el norte de Europa la actividad on-line de las entidades financieras ya llega al 80 por ciento y los expertos auguran que “vamos hacia una robotización inútil de las organizaciones versus una teórica mayor productividad que no se está produciendo”, pero todo apunta a que este camino a la despersonalización de las entidades financieras es irreversible. Ya no queda nada del espíritu de las antiguas cajas de ahorro como entidades de servicio, próximas a las personas y con un trato individualizado, porque a partir de ahora quien no sepa de informática lo tendrá complicado para relacionarse con su banco y cada vez se irá menos a las oficinas, porque habrá pocas y porque nos empujan a hacer las gestiones telemáticamente. Alguno de los analistas explica que hasta ahora sabíamos a qué íbamos al banco, pero en el futuro no sabrás si vas a tomar un café o a comprar electrodomésticos.

tracking