EDITORIAL
Más embrollo judicial
Por si no estaba suficientemente enredada la cuestión catalana, la sala de lo contencioso del Tribunal Supremo y la Junta Electoral parecen empeñadas en tensar un poco más la cuerda cuando se atisbaba cierta distensión y hasta se había alcanzado un imprescindible acuerdo sobre los presupuestos catalanes. Repasando los hechos recientes: Torra fue condenado a inhabilitación por el Tribunal Superior de Justicia por negarse a retirar pancartas reivindicativas durante la campaña electoral y esta sentencia ha sido recurrida ante el Supremo por lo que, hasta que no se pronuncie en unos meses, la sentencia no será firme, pero la Junta Electoral, el organismo regulador de las campañas electorales, intervino en medio de la investidura de Pedro Sánchez para inhabilitar a Torra como diputado sin esperar a que una instancia superior, el Supremo, decida sobre el fondo de la cuestión. Y para rematar el jeroglífico, otra sala del Supremo diferente a la que tiene que juzgar el recurso de Torra ha intervenido dando la razón en esta especie de inhabilitación sobrevenida a la Junta Electoral, que se ha apresurado a exigir la renuncia de Torra a su acta de diputado en 48 horas. Por el otro lado, Torra rechaza la inhabilitación por considerar que la Junta Electoral es un órgano administrativo para regular las campañas y no puede retirarle la condición de diputado cuando la sentencia que le inhabilita aún no es firme y podría ser absuelto, esgrimiendo además que tiene el aval del Parlament, que le sigue reconociendo como diputado. Para acabarlo de complicar, la resolución de la Junta y del Supremo no se han pronunciado sobre la posible inhabilitación de Torra como president de la Generalitat, dejándolo en manos del Parlament, que ya se ha pronunciado a favor de Torra, aunque el Estatut exige la condición de diputado para ser elegido president. Todo apunta a que el lunes habrá una sesión bronca en el Parlament porque la oposición de derechas exigirá el cese de Torra y está pendiente para los próximos días el encuentro entre Sánchez y Torra. Lo peor es que el embrollo hubiera podido evitarse esperando a que el Supremo se pronunciase sobre el recurso de Torra, que de ser desestimado hubiera abierto la puerta a unas elecciones anticipadas, pero en determinados sectores a los que no son ajenos algunos jueces hay ganas de imponer sus criterios interpretando las leyes ante cualquier posibilidad de diálogo y negociación.