Globalizar el miedo

Comparecieron todas las partes implicadas para explicar la suspensión del Mobile y aludieron a causas de fuerza mayor para justificarla por el aluvión de bajas sufridas y a que la prioridad de los organizadores ha sido garantizar la salud de toda la gente que iba a acudir al evento, la reputación del certamen y la de sus empresas. Y aunque han adornado todo con el compromiso de preparar un congreso aún mejor para el año que viene, son más las dudas suscitadas que las certezas constatadas, porque se suspende un evento en contra de las recomendaciones de las autoridades sanitarias de la OMS, que no lo veían necesario pese a las contradicciones expresadas por algunos de sus directivos, y en contra de las garantías ofrecidas por el gobierno español y el catalán. En esta ocasión los organizadores no han hecho caso de los médicos y suspenden un congreso internacional por miedo al contagio en una zona donde no se ha registrado ni un caso y que tiene una prevención y una atención sanitaria del mejor nivel, con el agravante de que estos días se está celebrando en Amsterdam otro congreso tecnológico con fuerte presencia de empresas y visitantes asiáticos sin que se haya registrado el menor problema. Hay unas pérdidas económicas evidentes, porque se calculaba un impacto económico de 500 millones de euros para Barcelona, con 14.000 empleos creados durante los días del congreso, pero es más importante la pérdida de imagen que supone no poder acoger este evento, supuestamente, por miedo a contagios de un virus generado en el otro extremo del planeta y del que no hay ningún caso en Catalunya. Ahora se abre la batalla por las posibles indemnizaciones, por aclarar quien paga los platos rotos y por ver cómo se recupera Fira de Barcelona del aplazamiento del Mobile, que aportaba el 40 por ciento de su cifra de negocio, aunque es indudable que la capital catalana tiene capacidad y atractivo para captar otros eventos y congresos que palien los daños sufridos. Pero esta suspensión abre otro capítulo de consecuencias desconocidas, ya que se ha globalizado el miedo a las epidemias, también se ha abierto la desconfianza hacia las recomendaciones sanitarias de las autoridades del sector y este nuevo virus puede trasladarse a todo tipo de eventos multitudinarios, desde congresos a acontecimientos musicales o deportivos. Y este miedo puede ser más peligroso que cualquier virus.