Pueblos con servicios de segunda

Las protestas de los agricultores han vuelto a poner en el centro de la actualidad los problemas que afectan al medio rural, entre ellos el paulatino envejecimiento y despoblación de numerosos municipios. La cada vez más precaria viabilidad de las explotaciones familiares del sector primario es una de las causas, pero no la única. Hay que tener en cuenta también el déficit de infraestructuras y servicios que hacen que vivir en los pueblos sea más difícil que en las ciudades. Muestra de ello son los microcortes de luz que afectan a localidades del llano y del Pirineo de Lleida, que han decidido poner en marcha un registro para dejar constancia de todos los que se producen. La electricidad es un suministro básico, por lo que llama la atención que a estas alturas del siglo XXI todavía sufra incidencias que perturban la vida cotidiana. Y mientras ya hace un tiempo que se está desarrollando la tecnología móvil 5G, que según los expertos supondrá una auténtica revolución, muchos municipios solo tienen internet de baja velocidad. Si se cumple el calendario previsto –lo más habitual es lo contrario– no será hasta 2023 cuando todos los de la provincia estarán conectados a la red de fibra óptica, según el acuerdo firmado hace año y medio por Generalitat y Diputación. Son solo algunos ejemplos que ilustran el porqué de la despoblación rural, porque la lista es mucho más larga.

El coronavirus se expande La expansión de los casos de coronavirus en el norte de Italia, que ayer ya registraba más de 150 contagiados y tres fallecidos, ha llevado a las autoridades a paralizar todos los eventos públicos, incluido el Carnaval de Venecia, en esta zona del país. El brote iniciado en China se ha expandido ya a más de una veintena de estados. Es cierto que el gobierno chino actuó con negligencia al ocultar dos semanas los primeros casos, pero no hay que obviar que en un mundo como el actual el cierre de fronteras es prácticamente imposible, y retos como el de esta epidemia, el cambio climático o la creciente desigualdad económica evidencian que el mejor camino es el de la cooperación global, justo lo contrario de lo que está sucediendo.