EDITORIAL
Covid-19 y la economía
La epidemia del coronavirus restará medio punto porcentual al crecimiento de la economía mundial en 2020, según la OCDE. El organismo actualizó ayer sus previsiones alertando del impacto a medio y largo plazo si el virus no se contiene. En el caso de que la epidemia se extienda a través de la región Asia-Pacífico, Europa y Norteamérica, alerta de que el crecimiento de la economía global podría verse reducido al 1,5% en 2020, con varias economías entrando en recesión, incluyendo Japón y la zona euro. En todo caso, confía en que la actividad rebotará en 2021 hasta el 3,3%, tres décimas más de lo estimado previamente, si la enfermedad logra contenerse y se adoptan las medidas necesarias. Por su parte, la eurozona ha visto recortada en tres décimas su previsión, hasta el 0,8%, que no logrará recuperar en 2021, para cuando la OCDE mantiene sin cambios su pronóstico del 1,2%. Alemania crecerá un 0,3% en 2020, una décima menos de lo previsto, y un 0,9% en 2021; y Francia perderá tres décimas este año por la epidemia. En el caso de Italia, uno de los países más afectados por el coronavirus, ha recortado en cuatro décimas su pronóstico y ahora anticipa que se estancará en 2020. La OCDE propone una batería de medidas para frenar el impacto económico (AFP). En respuesta a la amenaza de la epidemia, resalta la necesidad en todas las economías, pero especialmente en aquellas más afectadas por el virus, de aplicar medidas de salud pública para prevenir la propagación de la enfermedad, así como de dotar las políticas de cuidados sanitarios y de protección de empresas y trabajadores. Asimismo, propone adoptar medidas fiscales temporales de apoyo a las empresas en sectores particularmente afectados por la profunda caída del turismo y de los viajes. Hay que volver a insistir, una vez más, que el problema del Covid-19 se centra más en el miedo a que se generalice y el sistema sanitario no pueda absorber a todos los enfermos que no a la virulencia del virus en sí, que tiene todas las características de una gripe común. Por tanto, las precauciones que deben tomarse sin ningún alarmismo han de ir encaminadas a este fin. Evitar aglomeraciones, máxima limpieza de manos, limitar los desplazamientos a zonas con alta incidencia del coronavirus, seguir las instrucciones de la comunidad médica y, por supuesto, evitar el pánico, que está causando ya más estragos que el virus en sí.