La Lleida vaciada

Los alcaldes del Pallars Jussà alertan del grave deterioro que sufren sus núcleos antiguos, con hasta un 70% de las casas deshabitadas. Muchas de ellas amenazan ruina o se encuentran en una situación de inminente “colapso”. La mayoría de los consistorios han abierto decenas de expedientes de ruina en los últimos años para demoler estas viviendas. Los núcleos de Figuerola d’Orcau, en Isona i Conca Dellà, por poner solo un ejemplo, tienen un gran número de casas del barrio antiguo deshabitadas desde hace ya más de una década. Se trata de una problemática que se repite en muchos centros históricos de las poblaciones del Pirineo y también del llano y las capitales de comarca, aunque en las zonas de montaña es aún mayor porque este abandono urbanístico va ligado a la despoblación generalizada en decenas de pueblos alejados del turismo y en los que la agricultura y la ganadería no han encontrado relevo generacional, ni otras alternativas económicas. Hace bien el Consell d’Alcaldes del Jussà en reclamar ayudas para evitar la demolición de estos inmuebles, pero la problemática de la Lleida vaciada debe ir mucho más allá y compete a todas las administraciones implicarse para evitar este goteo de abandonos de unos espacios vitales para el reequilibrio territorial y el cuidado de unos enclaves patrimonio de todos.

Riesgo de aludes Un joven de 24 años de Palma falleció el martes en el Arnau de Vilanova, donde ingresó ya en estado muy crítico tras quedar atrapado por una avalancha de nieve fuera de pistas en Baqueira Beret. El alud le alcanzó mientras esquiaba en la zona de la Vinyeta, un punto muy peligroso fuera del dominio esquiable de la estación aranesa y en el que se han registrado varios accidentes mortales, uno en enero de 2019 y otro un año antes. Los complejos no pueden controlar los aludes fuera de sus recorridos marcados, por eso es tan necesario que los esquiadores tengan en cuenta que las travesías fuera de pistas comportan un riesgo muy elevado que cada año se cobra varias vidas.