EDITORIAL
Semiconfinados y recentralizados
Las primeras medidas adoptadas por el Gobierno tras decretar el estado de alarma prohíben, al menos durante quince días y en términos generales, el movimiento de los ciudadanos, aunque con excepciones. Así, se permite la movilidad para comprar alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad. También para ir a los centros sanitarios y para acudir al lugar de trabajo para efectuar su prestación laboral, profesional o empresarial. Asimismo, se permitirá el retorno al lugar de residencia habitual si el ciudadano se encuentra en cualquier lugar fuera de España. Todas las medidas entran en vigor de forma inmediata excepto las limitaciones de movimientos, que son para el lunes 16 de marzo a las 8 horas. Además, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció otro paquete de medidas para compensar a todas las empresas la falta de liquidez que comportará esta crisis sanitaria y sus consecuencias, al igual que a los trabajadores por las más que probables suspensiones de empleo que se aprobarán en muchos sectores. Del mismo modo, los Mossos d’Esquadra, así como las policías locales, “quedarán bajo las órdenes directas” del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al igual que todo el sistema sanitario catalán, que estará sujeto a las órdenes del ministerio de Salvador Illa en Madrid. No es oportuno en un momento de pandemia y estado de alarma general iniciar una guerra política sobre el porqué el gobierno español ha decidido eliminar las competencias estatutarias y constitucionales de la Generalitat de Catalunya en pro de una unidad de acción que parece más política que sanitaria. Tiempo habrá de analizar las ventajas o inconvenientes que este decreto de lucha contra el coronavirus tendrá en las ya de por sí tensas relaciones entre los gobiernos catalán y español, ahora es momento de centrarnos en la responsabilidad individual y colectiva que todos tenemos para frenar el Covid-19 y la rápida expansión que ha tenido en los últimos días. Centrémonos en reducir nuestra movilidad al máximo, en ser solidarios con los centros de salud y no colapsarlos si no es estrictamente necesario y ayudemos tanto como nos sea posible a nuestros convecinos, sobre todo aquellos más vulnerables. Serán al menos 15 días duros, pero de cómo los afrontemos dependerá nuestro próximo futuro.