La semana más dura

Hemos entrado en la semana que los expertos consideran decisiva en la lucha contra la pandemia del coronavirus con cierta confusión sobre el aumento del confinamiento decretado el domingo por el Gobierno y que tuvo que aplazarse con una moratoria hasta concretarse en el BOE lo que se considera en estos momentos servicios esenciales, que podrán seguir trabajando, y críticas de algunos sectores empresariales por lo que creen una paralización total de la economía y problemas para las empresas que tendrán que asumir los costes laborales de esta paralización. Vivimos una situación extrema y hay que entender que algunas medidas no son populares, pero el Gobierno ha entendido que debe reducir la movilidad al máximo para evitar la propagación del virus, elevando un grado el confinamiento por duro que sea. Se consideran servicios esenciales las actividades básicas ya contempladas en el decreto de alarma, como establecimientos de alimentación y bienes de primera necesidad, farmacias, establecimientos médicos, prensa y papelería, combustibles para vehículos u operadores de telecomunicaciones entre otros, y se incluye explícitamente el transporte tanto de personas como de mercancías, cárceles, bomberos, policías y seguridad y Fuerzas Armadas, atención a dependientes y servicios funerarios, bancos y seguros indispensables y medios de comunicación, a los que aludió expresamente Pedro Sánchez por su aportación esencial y rigurosa en la información al ciudadano en unos tiempos en que proliferan bulos y noticias sin contrastar. Evidentemente pueden seguir con sus actividades las empresas que hayan desarrollado el teletrabajo y no necesiten desplazamiento físico, pero está claro que hay sectores como la construcción, el metal o la industria en general que necesitan alguna forma de presencia física y tendrán que parar hasta que finalice el confinamiento. Las consecuencias económicas serán importantes porque no podrá haber despidos y las empresas deberán mantener las retribuciones como si se hubieran trabajado con el compromiso de que los días pagados y no trabajados se incorporarán a una bolsa de horas negociadas con los representantes sindicales. No parece este el mayor problema en estos momentos y lo importante es que los sacrificios que están asumiendo todos los sectores económicos sirvan para ralentizar el crecimiento de los contagios y acabar con esta pandemia.