EDITORIAL
El virus destruye el empleo
Hay coincidencia entre los responsables sanitarios en que lo peor de la pandemia ha pasado, que puede haber rebrotes pero no alcanzarán los picos de infectados que hemos padecido, pero a medida que va remitiendo la crisis sanitaria se evidencia la gravedad de la situación en otros sectores como el económico, con previsiones demoledoras del FMI y del Banco de España, y sobre todo el laboral como empieza a reflejar la Encuesta sobre Población Activa del primer trimestre que se difundió ayer. La estadística muestra como ya se han destruido 285.000 empleos, con 121.000 desocupados más, que elevan la tasa de paro hasta el 14 por ciento, y aunque es el mayor incremento registrado desde 2012, lamentablemente solo muestra la primera parte del problema porque corresponde al primer trimestre y aún no incluyen los datos de abril. Y sobre todo no están recogidos en la estadística los 578.300 trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo, que no se consideran parados porque mantienen algún tipo de trabajo, pero que sí afectan a la actividad económica porque en conjunto las horas trabajadas por los ocupados han bajado casi un cinco por ciento. Si tenemos en cuenta que el primer trimestre es tradicionalmente malo para el empleo, mientras que en el segundo es cuando tradicionalmente se generan puestos de trabajo por el impacto del turismo, la situación se agravará con la segunda encuesta y el mismo Pedro Sánchez ha admitido que el número de trabajadores afectados por ERTE puede llegar a los cuatro millones porque en el trimestre de primavera ya se computarán los afectados por los expedientes aprobados en grandes empresas. Es significativo que en el sector servicios se han perdido 275.900 empleos, con descensos menores en la agricultura y la construcción, y que es en este segundo trimestre cuando se contrataba personal para las campañas turísticas y para la recolección de productos tempranos y que este año aún siguen en el aire. Es una de las razones que justifican que empiece la “desescalada” y que pueda planificarse un calendario para reanudar las actividades e intentar un paulatino regreso a una normalidad que evidentemente no será como antes, pero que ayudará a recuperar algún empleo. Hay que seguir con todas las precauciones sanitarias, pero hay que empezar a pensar en recuperar la economía antes de que acabe de hundirse.