¿El principio del fin?

Como hemos venido informando en los últimos días, las fiestas mayores van a brillar por su ausencia este año o bien se celebrarán, y algunas ya lo han hecho, de forma muy diferente, con actividades virtuales que deben seguirse desde casa o desde los balcones y ventanas. Y algunas poblaciones han tirado de ingenio para hacerlas más amenas, como es el caso de Torre-serona, cuyo ayuntamiento repartió kits de vermut por todos los domicilios para alegrar la conmemoración. Pese a ello, ayer fue un día de fiesta grande aunque sin firetes, ni verbenas, ni exhibiciones de cultura popular, y no solo en algunas poblaciones sino en todos sitios. Y es que después de casi 50 días confinados en casa, con la excepción de los menores, que ya salieron el pasado fin de semana, los ciudadanos pudieron volver a disfrutar de las calles y espacios al aire libre, ya sea paseando o haciendo deporte. A tenor de lo que pudo verse ayer, este inicio de la desescalada de la crisis del coronavirus se llevó a cabo, en la inmensa mayoría de casos, siguiendo las pautas marcadas de horarios y edades. Y es bueno que se respeten las reglas porque de ello depende de que esta recuperación de la normalidad iniciada ayer sea definitiva o un simple paréntesis. Porque no debemos olvidar que, a pesar de que las cifras de contagios y fallecidos por la Covid van descendiendo de forma paulatina y esperanzadora, es necesario no bajar la guardia porque no sabemos cómo puede evolucionar una pandemia como la que vivimos, puesto que es una situación sin precedentes y un rebrote de los contagios podría comportar consecuencias todavía más catastróficas que las que estamos sufriendo.

En este sentido cabe aplaudir el civismo de la gente, manteniendo las medidas de seguridad como son respetar las distancias y las franjas horarias establecidas o llevar mascarillas, frente a lamentables espectáculos como el protagonizado el viernes por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con un acto multitudinario para celebrar la clausura del hospital de campaña de Ifema. Hace tiempo que ya ha pasado a la historia la máxima según la cual los políticos dan ejemplo y ahora es la sociedad la que exhibe muchas más muestras de sentido común que algunos dirigentes.