EDITORIAL
Una semana clave
Después del gran alivio que supuso la jornada del sábado, cuando mayores, deportistas y familias pudieron empezar a salir a pasear después de siete largas semanas de confinamiento, hoy da inicio otro tipo de desescalada en el largo e ignoto proceso en el que ha sumido al mundo en general el coronavirus. Si el fin de semana nos pusimos a prueba en cuanto a ocio, deportes y hábitos saludables con resultados más que satisfactorios en cuanto a civismo, hoy da inicio la denominada fase 0, que ya permitirá retomar la actividad a algunos sectores productivos que se habían visto obligados a bajar sus persianas, con los consecuentes perjuicios económicos que ello ha acarreado. Así, desde hoy podrán abrir al público los comercios de menos de 400 metros cuadrados aunque será necesario concertar cita previa, con restricciones del número de clientes y medidas higiénicas en el caso de que se trate de establecimientos de ropa o calzado; también recuperarán la actividad las peluquerías, siguiendo estrictas normas como las referentes a la distancia, la higiene y desinfección de locales y material. Los restaurantes, que hasta ahora podían servir comida a domicilio, igualmente podrán recibir a clientes para que sean ellos quienes recojan los pedidos, por supuesto también atendiéndose a las restricciones prefijadas; y los deportistas de élite o federados serán otros de los beneficiados de esta etapa, en la que ya se les permitirá entrenar.
Estas son algunas de las novedades que comporta la citada fase 0 de la desescalada, y es primordial que todos los beneficiados por el levantamiento de las restricciones cumplan a rajatabla las precauciones establecidas. Porque, como hemos dicho, desde el sábado nos estamos poniendo a prueba, ya que de nuestro civismo y comportamiento durante esta semana dependerá que la pandemia siga en la esperanzadora fase de receso como la que estamos experimentando desde los últimos días. Un exceso de confianza y perder el respeto a la Covid-19, enfermedad que se ha mostrado letal como pocas, podrían acarrear un retroceso a todo lo avanzado y de unas consecuencias difíciles de pronosticar, tanto para nuestra salud como para nuestra economía, sumida en unos números rojos impensables hace solo unos meses y que deben ser rectificados cuanto antes.