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Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Hemos tenido que sufrir una pandemia para constatar la importancia de tener un sistema sanitario sólido que debería ser inmune a los cambios de gobierno y tener una salud presupuestaria de hierro. Los recortes pasan factura. No lo decimos nosotros, la prestigiosa publicación The Lancet Public Health consideraba el 18 de marzo, cuando la curva de la Covid-19 estaba disparada en España, que los recortes sanitarios de los últimos años y las tensiones entre el gobierno central y las administraciones autonómicas eran los principales escollos en la gestión de esta crisis sanitaria. Y lo afirmaba basándose en la opinión de expertos de universidades de distintos países, incluida la de Lleida. Tras décadas de fuga de cerebros, el coronavirus también ha puesto en evidencia que invertir en investigación científica y conocimiento es imprescindible. En todo el mundo hay unos 1.800 ensayos clínicos en marcha para tratar de dar con un tratamiento efectivo contra la Covid-19 y algunos de estos proyectos se están desarrollando en el IRBLleida. Una línea trabajo es buscar un tratamiento a partir de medicamentos ya existentes, pero la investigación básica aborda otros muchos frentes. La vacuna está todavía muy verde. Decíamos ayer que los investigadores ven muy factible tener un tratamiento efectivo en caso de un rebrote en invierno y muy poco probable que se disponga de una vacuna. Así las cosas, deberíamos tomar buena nota de las lecciones de la pandemia. Unas señalan directamente a la sanidad, pero sin olvidar la vulnerabilidad de las residencias geriátricas. Con una oferta pública del todo insuficiente, los centros para mayores se han convertido en un negocio sobre el que hay que ejercer un escrupuloso control.

Llegan los refuerzos

Un día después de que el BOE publicara una disposición adicional que permitía a los temporeros que llegasen al Estado desde otros países trabajar en la fruta desde el primer día pese a la cuarentena, ayer llegaron a Lleida los primeros trabajadores rumanos contratados por Afrucat. Una buena noticia para el sector.

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