EDITORIAL
Los últimos de la fila
Al final y después de una semana con posibilidades abiertas, las comarcas del llano de Lleida no pasarán el lunes a fase 3 y quedamos junto a Barcelona, Madrid y sus provincias limítrofes como los rezagados en el avance hacia una supuesta normalidad hasta que a las cero horas del domingo 20 decaiga el estado de alarma y las restricciones consiguientes. Ha sido la Generalitat la que no ha pedido el cambio y, por ejemplo, en Barcelona la alcaldesa Ada Colau se ha quejado del retraso, sin que su colega de Lleida diga nada, y las razones esgrimidas para que Lleida no avanzara de fase se concretan en que hemos seguido teniendo un alto número de contagios, aunque los responsables sanitarios insisten en que están localizados en empresas agroalimentarias y entre los temporeros del Baix Segre. La pregunta es si están localizados porque no se aplican medidas concretas sobre estas zonas, como se hizo en su momento con la Conca d’Òdena y no se permite la normalización del resto, o por qué no se ha intervenido en las últimas semanas en estas zonas, que son las conflictivas. En este sentido hay que preguntarse cómo se ha actuado, cómo se ha permitido que se movieran libremente personas sin contrato de trabajo y sin papeles mientras el resto de la sociedad tiene restringidos sus movimientos. O como dicen los alcaldes del Baix Segre, por qué han tenido que invertir cuantiosas cantidades en centros de aislamiento municipales que están resultando inservibles porque los casos no confirmados tienen que estar aislados en habitaciones individuales y, como resalta un alcalde, “genera indefensión no tener claro cómo actuar” sin que desde Salut les hayan dado instrucciones concretas pese a que llevamos semanas con posibles focos. Es una más de las muchas incoherencias que estamos viviendo con datos contradictorios sobre el primer caso, que según el ministerio fue el 1 de enero en Lleida y la Generalitat lo niega, o sobre el primer muerto o sobre la contabilidad diaria de fallecimientos y contagios, y que algún día tendrán que aclararnos. Nadie nos ha explicado lo que hemos hecho mal para corregirlo, ni cómo se subsana manteniendo la fase y seguiremos en fase 2 hasta el final de la alarma sin que podamos viajar más allá de Terradets, mientras turistas alemanes ya pueden venir a Baleares o los futbolistas empiezan a recorrer España. Pero solo se quejan las patronales leridanas porque ven venir el desastre de la economía.