EDITORIAL
Generosidad y profesionalidad
En medio del rebrote por el coronavirus que ha multiplicado la carga de trabajo del personal sanitario del Arnau de Vilanova, es una excelente noticia la operación en la que han colaborado un centenar de profesionales y ha permitido la donación de cinco órganos de un paciente de la UCI del Arnau y su trasplante a cuatro pacientes, tres de Barcelona y uno de Madrid, alguna en situación de urgencia cero, que llevaban tiempo esperando un órgano para recuperar su salud y tener una segunda oportunidad. La operación se hizo en la segunda semana de julio y la familia del paciente leridano manifestó su voluntad de donar los órganos que pudieran apoyar a otras personas, y se organizó un operativo con la colaboración del aeropuerto de Alguaire que permitió la extracción del corazón, hígado, páncreas y los dos riñones y su posterior trasplante a cuatro pacientes que los necesitaban.
El primer reconocimiento ha de ser para la familia del paciente que en momentos tan dolorosos como la pérdida de un ser querido tuvo la generosidad de pensar en quienes podían necesitar sus órganos y facilitó su donación: son gestos que en estos momentos difíciles nos reconcilian con el género humano. Corresponde un segundo reconocimiento al personal del Arnau, que en una situación tan difícil como la que estamos viviendo, con falta de medios y de personal, con saturación de trabajo y con meses agotadores por la pandemia, han tenido la capacidad y la profesionalidad de coordinar y llevar a la práctica esta complicada operación que ha ayudado a salvar cuatro vidas. Es la mejor demostración de la eficiencia y la excelencia de la sanidad pública en nuestro país y debería servir para que se revirtieran los recortes presupuestarios que ha padecido y que se aprobaran las partidas que necesitan. En tercer lugar, también hay que aplaudir la magnífica labor que hace la Organización Nacional de Trasplantes, que ha colocado a España como líder mundial en donación y trasplante de órganos alcanzando el año pasado los 48.9 donantes por millón de población y los 5.500 trasplantes de órganos, con máximos históricos en el renal y el pulmonar. Y que sirva también para espolear la generosidad de todos y nos hagamos donantes con la convicción de que cuando se apaga una vida, un órgano puede servir para salvar otra.