EDITORIAL
El posible toque de queda
Con un millón de contagios en las estadísticas y una tendencia al alza, parece que se abre la puerta a que pueda solicitarse un toque de queda como fórmula más eficaz para evitar nuevos brotes y a la vista de cómo está funcionando la medida en Francia y otros países. El problema es que para decretar un toque de queda que impida la movilidad nocturna pero que también supone una restricción a los derechos y libertades individuales es imprescindible la declaración del estado de alarma, que corresponde al Gobierno central y tiene que ser ratificada por el Congreso y hace necesario un mínimo consenso entre los principales partidos políticos. Las autonomías que lo consideren necesario lo solicitarán al Gobierno y fijarán los términos del toque de queda, que, a priori y siempre que se cumpla, parece una medida más eficaz que las que se han tomado hasta ahora como confinamientos perimetrales aplicados en las ciudades con más casos o el cierre de la hostelería que se ha hecho en Catalunya. En principio, parece lógico que se restrinja la movilidad nocturna porque los datos del ministerio de Sanidad indican que hay el cuádruple de casos de contagio en reuniones sociales que por ejemplo los registrados en bares o restaurantes y se ha detectado que los botellones nocturnos son uno de los principales peligros de propagación del virus. La medida debería ir acompañada de una intensificación de las patrullas nocturnas de las fuerzas de seguridad en las zonas donde habitualmente se realizan y un control de los movimientos sociales a partir de la hora que se fije, y aunque sea una medida que no guste a todos puede resultar más práctica que el cierre total de la hostelería, que no ha evitado los botellones y amenaza con arruinar el sector. El conseller de Interior de la Generalitat ha dejado la puerta abierta a que bares y restaurantes puedan volver a abrir durante el día con algunas restricciones si finalmente se apuesta por el toque de queda, y también la patronal del sector se ha mostrado de acuerdo con la propuesta porque supondrá un paliativo para su desesperada situación. Para ellos sería un respiro y lo importante es que la medida puede ser efectiva para impedir que uno de los focos de contagio más intensos siga activo, pero todo dependerá de que las normativas se cumplan y de que todos seamos conscientes de que la salud colectiva depende de la respuesta y la solidaridad individual.