EDITORIAL
Los irresponsables son minoría
La Guardia Urbana de Lleida denunció durante la noche del sábado y la mañana de ayer a más de una cincuentena de personas por vulnerar el toque de queda o por otras conductas que infringen la normativa anti-Covid, como por ejemplo la celebración de una cena en el interior de un restaurante. Por su parte, los Mossos d’Esquadra informaron a primera hora de ayer que en 24 horas habían levantado acta de 1.205 infracciones en el conjunto de Catalunya. Con toda seguridad, son muchos más los que vulneraron la normativa en vigor, porque es imposible que las fuerzas policiales puedan controlar todos los rincones de cada uno de los municipios pero, incluso así, constituyen una minoría muy pequeña en relación al conjunto de la ciudadanía. Hay que concluir que, a pesar de que estas cifras de multas llaman la atención y hay que lamentar estos comportamientos irresponsables, la gran mayoría de la población cumple las medidas aplicadas, como lo demuestra el hecho de que el tráfico en las carreteras haya caído en picado este fin de semana, y que en algunas vías fuera similar al que se registraba durante el confinamiento domiciliario de la primavera. Las autoridades deben aplicar las sanciones establecidas, pero también deben evitar la tentación de hacer recaer en la ciudadanía el grueso de la responsabilidad del aumento de los contagios.
Buscando médicos y enfermeras La Generalitat recurre a la contratación de estudiantes de los últimos cursos de Medicina y Enfermería para afrontar esta segunda ola de la pandemia, como ya hizo en la primera. La falta de profesionales sanitarios obedece en gran medida a que las condiciones con las que deben trabajar en Catalunya son peores que en numerosos países europeos o incluso en otras comunidades autonómicas. El pasado año, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos expidió 591 certificados de idoneidad para que facultativos colegiados en Catalunya pudieran trabajar en el extranjero, y la “fuga” de titulados de enfermería ha sido constante. Es otra muestra de que los recortes presupuestarios muchas veces acaban saliendo caros.