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Pocas noticias eran tan esperadas como el anuncio de una vacuna efectiva contra el coronavirus, y Pfizer adelantó el lunes que ha elaborado un producto inmunizador que tiene una efectividad del 90 por ciento, y ayer llegaron nuevas concreciones con las previsiones de Sanidad de que empezarán a recibir los primeros contingentes de vacunas a finales de este año, que diez millones de españoles serán vacunados a primeros del año que viene, que serán gratuitas, y que en la primavera del año que viene un porcentaje relevante de la población europea ya estará inmunizada contra el coronavirus. Un dato que coincide con el de otros expertos que auguran para el segundo trimestre del año que viene la deseada normalización. Que así sea porque por primera vez vemos luz al final del túnel y estamos ante un horizonte real y fundamentado del fin de la pandemia. Y el primer éxito de la vacuna ha sido la fulgurante subida en las bolsas mundiales, con récord el lunes y un ascenso histórico del 8,57 en Madrid, que se mantuvo ayer con otro crecimiento del 3,4 después de un año de bajadas. Es evidente que aún queda camino por recorrer, que hace falta concluir las pruebas, certificar sus resultados positivos, elaborar las vacunas, distribuirlas equitativamente por el mundo, transportarlas manteniendo la congelación que necesitan y suministrarlas a la población, pero ya estamos ante problemas logísticos que pueden resolverse porque lo importante, el descubrimiento científico que permitirá combatir el Covid-19, ha obtenido una respuesta positiva más alta de la prevista por los especialistas, y simultáneamente están avanzadas otras vacunas como la de Oxford, la de Moderna o algunas rusas que se irán suministrando según sus características y el segmento de población al que vayan destinadas. No estamos ante un simple anuncio a la junta de accionistas para disparar la cotización en bolsa, sino ante un paso científico trascendental que llevamos meses esperando y que devuelve el optimismo y la moral a una población que acepta con disciplina las restricciones pero ya muestra recelos ante algunas decisiones políticas. Faltan unos meses que aún serán duros porque pueden llegar nuevos rebrotes con la bajada de temperaturas del invierno, y porque ya llevamos nueve meses soportando la pandemia y sus consecuencias sanitarias y económicas, y hay que seguir extremando las precauciones, pero ya falta menos para el final.

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