Lleida está haciendo los deberes
Las comarcas del llano de Lleida cumplen a día de hoy los parámetros marcados por Salud para entrar en el tramo dos y flexibilizar algunas restricciones. Tanto su velocidad de transmisión, como su presión hospitalaria e ingresados en la UCI han mejorado hasta índices estables. También el Pirineo ha logrado colocar su Rt per debajo de 1. Lo lógico, y justo, sería que si Ponent fue confinada en julio, cuando alcanzó un índice de rebrote superior a mil, ahora que está notablemente mejor que la media catalana, se tuviera en cuenta esta diferenciación territorial para afrontar la desescalada. Del mismo modo, en el conjunto de Catalunya, los contagios diarios, la ocupación de las UCI y la velocidad de contagio están a punto de alcanzar los objetivos marcados por Salud. Pese a la notable mejoría o estabilización, los expertos piden cautela, porque se aproximan las fiestas navideñas y temen una relajación en las precauciones necesarias para controlar la Covid, lo que podría provocar una tercera ola en enero y febrero, justo a las puertas de las primeras vacunas. Está bien tomar con cautela y prudencia los datos positivos, pero este comedimiento no ha de impedir reactivar, con todas las medidas de seguridad del mundo, sectores económicos muy mermados por el coronavirus. El 90 por ciento de la población lleva nueve meses cumpliendo a rajatabla todas las medidas impuestas o recomendadas por las autoridades sanitarias y políticas, y que haya un 10 por ciento de insensatos e irresponsables no debe perjudicar a la gran mayoría. Las administraciones, desde las municipales a las nacionales o estatales, tienen la obligación de velar por el cumplimiento de aforos, distancias o movilidades, y es en quienes ponen en peligro el bienestar sanitario común en los que debe centrarse en estos momentos la lucha contra el virus. Y por último, apelar a la responsabilidad individual de cada ciudadano, en cuyas manos, nunca mejor dicho, está que estos últimos meses que faltan hasta la vacuna los podamos afrontar con más esperanza y medios de los que tuvimos en primavera. Son ya muchos meses de experiencia y de reacción ante los errores cometidos para que la luz que vemos al final del túnel sea cada vez más clara. De cada uno de nosotros depende evitar contagios, pero los gobiernos tienen la obligación de que podamos hacerlo reactivando un mínimo la economía perdida.