Juzgar dos veces un hecho

Un principio básico de la justicia es no ser juzgado en dos ocasiones por los mismos hechos, pero el dirigente de Bildu, Arnaldo Otegi, tendrá que volver a sentarse en el banquillo después de haber pasado por la Audiencia Nacional, por el Supremo y hasta por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo para responder de las acusaciones de reconstruir la dirección de Batasuna en la etapa final de ETA y hasta de haber cumplido una condena de seis años y medio en la prisión. Lo más paradójico es que le llega esta repetición del juicio después de haber ganado la causa en Estrasburgo, donde los jueces europeos consideraron que no había tenido un juicio justo por los comentarios impropios de una jueza que había mostrado parcialidad en el caso, lo que le descalificaba como juzgadora. Pero en lugar de sancionar a la jueza y por extensión a ciertas actitudes de la justicia española, lo que ha hecho ahora el Supremo es castigar al condenado, injustamente según Estrasburgo, que ya había cumplido la condena, y obligarle a un nuevo juicio después de haber pasado por todas las instancias. El Supremo se ampara en que se puede juzgar los mismos hechos si “un vicio procesal afecta a la sentencia dictada” y entendiendo que los supuestos hechos delictivos no pueden quedar sin juzgar, pero se obvia que ya ha cumplido condena y que no se puede penalizar a quien ha sido víctima de la parcialidad. Por pocas coincidencias que haya con la trayectoria de Otegi, parece evidente que se está cometiendo una injusticia que tarde o temprano volverá a ser enmendada por Europa. Y ya son demasiados los casos en que los tribunales europeos tienen que rectificar sentencias de jueces españoles.

Compensar por embalses Los municipios afectados por embalses han reclamado compensaciones y que se reconozca su singularidad en el marco del reto demográfico y la lucha contra la despoblación. Es evidente que la construcción de pantanos y embalses fue una de las muchas causas que provocó el vaciamiento de amplias zonas rurales y es lógico que se planteen compensaciones. Lo malo es que para muchos llegará tarde.