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Los datos sanitarios han empeorado con un preocupante incremento del índice que marca la reproducción efectiva del virus, el Rt, que ha superado el umbral del 1 y que de mantenerse puede afectar al resto de indicadores, la tasa de rebrote y la ocupación hospitalaria, que de momento en las comarcas del llano de Lleida se mantienen en niveles sostenibles. El problema es que si se mantiene la tendencia en los próximos días puede empeorar como ya ha sucedido en el resto de España y complicar los planes de desescalada para las fiestas navideñas que habían previsto los gobiernos. Ayer tanto la Generalitat como el Gobierno de España advirtieron de un posible endurecimiento de las restricciones si se mantiene la tendencia apuntada esta semana con más contagios y más velocidad de propagación que, según algunos expertos, puede traducirse en una nueva oleada que complique la situación en vísperas de empezar la campaña de vacunación. Parece ser que estamos pagando las consecuencias del puente de la Purísima y de la suavización de las restricciones, pero hay que recordar que teóricamente no se permitió más movilidad en Catalunya, ni en la mayoría de comunidades, que se mantuvieron las limitaciones de aforo y el toque de queda, y que en consecuencia debe atribuirse el repunte a que hubo más interacción social y que también hubo gente que se saltó los confinamientos perimetrales, pero también es significativo que sean comunidades como Baleares o Euskadi las que más han empeorado sus cifras. Y da la impresión de que estamos en una especie de péndulo en el que pasamos de la desescalada y el optimismo por la vacuna al anuncio de nuevas oleadas sin solución de continuidad y achacando al ciudadano, que mayoritariamente cumple con la normativa vigente, la responsabilidad de los hechos. Es evidente que la prioridad es la salud pública y que si hace falta habrá que sacrificar las fiestas navideñas y circunscribir los encuentros familiares a las normas que se establezcan en cada comunidad como ya aceptamos quedarnos sin Semana Santa o sin otras fiestas tradicionales, pero también hay que recordar que ahora estamos mejor que otros países como Holanda o Alemania, que en ocasiones han sido espejos y tampoco ayuda a superar la situación acentuar el alarmismo y culpar de todo al ciudadano. Hasta ahora hemos demostrado responsabilidad y que nadie duda que seguiremos en esta línea.

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