EDITORIAL
Una Navidad diferente
Este año las Navidades serán diferentes a otros años, sigue siendo la cita para el reencuentro familiar, pero este año contaremos los asistentes o suspenderemos alguna comida; sigue siendo la gran fiesta del consumo, pero este año los centros comerciales tienen reducción de aforo, la hostelería está semicerrada y compraremos, pero menos; sigue siendo la fecha del “vuelve a casa por Navidad”, pero este año no podrá ser para todos por las restricciones a la movilidad y también por un elemental sentido de prudencia que recomienda no poner en contacto diversas burbujas. Serán unas Navidades diferentes, con mascarilla, con distancia social, con toque de queda que obligará a acortar o adelantar los actos religiosos y los encuentros familiares, y también más tristes porque llevamos ya casi 50.000 muertos en España por el maldito coronavirus, y porque sigue habiendo miedo a una pandemia que sigue teniendo mucho de desconocido en los contagios y en las secuelas. Serán diferentes de otros años, y aunque nos fastidie, no pasa nada porque ya tuvimos que renunciar a otras fiestas y eventos en la primavera, el verano y el otoño, y porque es imprescindible esta renuncia si queremos seguir celebrando cosas en el 2021, y porque si cumplimos las normas quedarán más Navidades por celebrar. Como han advertido los expertos, no hay que confiarse por la relativa mejora de cifras, ni por la proximidad de la vacuna, que si no hay cambios empezará a suministrarse el próximo domingo, porque sus efectos aún tardarán en percibirse hasta que se suministre la segunda dosis al cabo de cuatro semanas, y podemos pasar aún un mes de enero complicado por la saturación hospitalaria, que ya sin virus se producía en estas fechas invernales y porque la experiencia muestra que después de fases de movilidad llega inexorablemente un rebrote de contagios. Por esto también han de ser unas Navidades diferentes en las que la mejor muestra de solidaridad será respetar las normas, evitar los contactos de diferentes burbujas y restringir la movilidad al máximo. Es la forma de ser solidarios con todo el personal sanitario que lleva un año de sacrificios y esfuerzos, con los casi dos millones de españoles que se han contagiado, con la tercera edad indefensa ante los posibles brotes y de rendir homenaje a los cincuenta mil muertos. Y también es la mejor forma de cuidarnos nosotros y estar a salvo del virus. Felices Navidades diferentes.