EDITORIAL
El esquí escolar en el Pirineo, una necesidad
Estamos ante el enésimo ejemplo de la descoordinación, e incluso podríamos definirlo como enfrentamiento, entre consellerias de un gobierno en funciones que, a causa de la pandemia en la que estamos inmersos, seguirá al menos cuatro meses más en este periodo de interinaje. El viernes por la mañana la secretaría general del Deporte, organismo dependiente del departamento de Presidencia (que está en manos de JxCat), anunciaba para gran alegría del Pirineo que el martes daría inicio por octavo año una nueva edición del Esport Blanc Escolar, el programa de salidas de alumnos de Infantil y Primaria de las comarcas de montaña a las estaciones de esquí de su zona de influencia para familiarizarse con este deporte. Cabe recordar que más de 1.500 escolares de 32 centros docentes del Pirineo de Lleida participaron el pasado curso en esta actividad, que, en su caso, es una asignatura obligatoria por la relación que tiene con este territorio. Sin embargo, horas después, la conselleria de Educación (dirigida por Esquerra) daba al traste con estas previsiones y descartaba el inicio del programa, amparándose en la vigencia del confinamiento municipal que se mantendrá al menos hasta el día 24 de este mes. No podemos obviar que la situación sanitaria no invita al optimismo, con índices al alza y ocupación hospitalaria tensionada, pero que alumnos de escuelas no se puedan desplazar apenas unos kilómetros de sus domicilios para cursar una asignatura, pese a que ello conlleve al cambio de municipio, no parece que suponga riesgo alguno, sino todo lo contrario. Solo hace falta comparar con el llano, donde, por ejemplo, escolares de poblaciones cercanas a Lleida acuden a centros docentes de la capital o, a la inversa, estudiantes de la ciudad van a escuelas de otros municipios, lo que ocurre también en la montaña. En todos los casos se mantienen las ya famosas burbujas en el transporte y en las aulas, con lo que el riesgo de contagio es mínimo. Por ello es difícil de entender que estos ejemplos no puedan ser aplicables en el Pirineo y más cuando la actividad escolar, como ya hemos dicho, tiene lugar al aire libre. Además, la decisión no solo afecta a los escolares, sino que tiene gran incidencia en el mantenimiento de algunas estaciones de esquí que, como es lógico, no pueden subsistir solo con los usuarios de sus municipios. Se trata de buscar de consabido equilibrio entre salud, economía y, en el caso que nos ocupa, sostenibilidad. Los criterios que se aplican en las grandes conurbaciones en muchos casos son ilógicos para pequeñas poblaciones, con unas características demográficas, de distancias y de densidad de población alejadas a años luz. En demasiadas ocasiones parece que algunas decisiones se toman desde despachos por personas que poco conocen los territorios a los que afectan. Sería bueno dar la vuelta a esta sensación excesivamente frecuente.