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Nos acercamos al año de pandemia y, de la misma forma que el balance sanitario es dramático, con más de 60.000 fallecidos en España, cerca de veinte mil en Catalunya y más de 2.250.000 en todo el mundo, el económico amenaza con provocar una crisis sin precedentes que como sucede siempre perjudica a los más débiles. Ya se ha conocido que la caída del Producto Interior Bruto ha superado el 11 por ciento en una caída sin precedentes, y esta misma semana se divulgaban las estadísticas del paro, con un nuevo crecimiento en enero y una subida acumulada en torno al 30 por ciento, sin incluir los trabajadores incluidos en los ERTE y un dato nuevo del Instituto Nacional de Estadística, por el que una de cada cinco microempresas ya ha tenido que cerrar. Concretamente en Lleida han sido 1.850 las empresas que han tenido que bajar la persiana, el 15 por ciento de las empresas con asalariados que funcionaban antes del inicio de la pandemia y, además, 2.700 autónomos han tenido que dejar de trabajar en la provincia. Las empresas más perjudicadas son las que tienen menos de cinco trabajadores y, en el conjunto estatal, hasta 140.000 empresas tuvieron que prescindir de todos sus trabajadores en el primer trimestre, 43.000 en el segundo y 56.000 en el tercero. Pese a esta sangría, la situación no ha remontado porque la pandemia y sus restricciones se mantienen sin que se atisben soluciones a corto plazo para la recuperación económica. La brecha abierta es profunda y sectores como el comercio o la hostelería, los principales damnificados, se quejan de la diferencia de trato respecto a otros países, donde la administración ha cubierto parte de las pérdidas de facturación con más agilidad burocrática que la demostrada aquí. Con todo, el Instituto Nacional de Estadística constata que la aprobación de los ERTE ha ayudado a mejorar la supervivencia de algunas empresas y a que los trabajadores afectados pudieran sortear la crisis, pero es una medida paliativa y no reactivadora, por lo que harán falta nuevos estímulos para recuperar estas pequeñas empresas que han cerrado y que se convierten, pese a su atomización, en las mayores generadoras de empleo. Y las ayudas europeas deberían centrarse en estas pymes que están padeciendo la crisis con mayor crudeza y que tienen menos mecanismos de reactivación que las grandes corporaciones.

Confinamiento comarcal

A partir del lunes se rebajan ligeramente las restricciones en Catalunya: pasamos del confinamiento local al comarcal, la hostelería podrá abrir una hora más por la mañana y al mediodía, y se reabren los gimnasios como novedades destacadas. Pequeños cambios como reflejo de ligeras mejorías, pero que nadie se relaje porque aún falta mucho.

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