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EDITORIAL

Ni un paso atrás en la lucha por la igualdad

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La crisis provocada por el coronavirus, de la que cumplimos un año, ha castigado a todos los sectores económicos a nivel global, pero en el caso de Lleida, especialmente al sector servicios, con comercio, turismo y hostelería, tres subsectores que tradicionalmente han sido un nicho del empleo femenino. Esto se ha traducido en una sangría para la mujer en términos de paro, puesto que si en estos últimos doce meses Lleida ha visto cómo se disparaba la cifra de desempleados en 6.490 personas más, hasta los 27.605 desempleados, la mitad de estos nuevos demandantes de empleo son mujeres, nada menos que 3.354.

Un auténtico castigo en términos laborales que toma más fuerza un día como el de hoy, el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora. Pero no acaba aquí el problema.

A este paro femenino disparado hay que sumarle que el número de mujeres afectadas por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en febrero en Lleida alcanzaba las 4.009 personas, el 58,4% del total (6.862), según el ministerio de Trabajo. Son cifras que nos devuelven a una realidad de desigualdad que nunca se ha ido pero que en tiempos de bonanza se disfrazan.

Por si los datos macroeconómicos no fueran suficientemente desalentadores, la brecha salarial, la violencia doméstica, el acoso laboral y social y la doble vara de medir con la que a menudo se juzga a las mujeres, tanto por su aspecto externo, como por sus conductas personales, ha venido para, de momento, quedarse un partido de extrema derecha que propugna ideas tan falsas como que el machismo no mata. No es fácil para las niñas de hoy en día buscar modelos igualitarios que no topen con algún rol estereotipado de una sociedad todavía patriarcal en la que el cuidado de la familia, las personas mayores, el acompañamiento sanitario y las principales tareas del hogar siguen llevando nombres femeninos.

Es evidente que la igualdad ante la ley está asegurada, pero de la judicatura a la calle hay una gran distancia y muchos techos de cristal que hay que ir andando y abriendo. La igualdad es uno de los pilares de nuestra sociedad, una conquista de miles de mujeres y hombres que no podemos permitirnos ni parar, ni muchísimo menos retroceder.

La prueba de los Goya La cosificación del machismo en nuestra sociedad, por muchos discursos igualitarios que se oigan en las tribunas públicas, se puso de relevancia precisamente la noche del sábado en la gala de los Goya, cuando un micrófono abierto dejó en evidencia a fotógrafos o personal del evento que estaban en el fotocall, con definiciones deleznables de las mujeres que por allí pasaban, según el tamaño de su falda. Queda mucho camino por recorrer.

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