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Se han agotado los plazos para al final pactar lo que era previsible desde la noche electoral: presidencia para el segundo partido más votado del bloque independentista, en este caso JxCat, y mayoría independentista en la mesa con la incorporación por primera vez de la CUP, en la persona del diputado leridano Pau Juvillà, en lo que puede ser la visualización del acuerdo de las tres formaciones independentistas para facilitar la investidura del que será nuevo presidente de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès. Era lo previsible, pero a la vista de las negociaciones no ha sido fácil porque primero ERC incorporó a las negociaciones a los comunes y luego ha habido discrepancias entre JxCat y la CUP para asumir la presidencia.

De hecho, la designación de Laura Borràs como candidata no ha despertado unanimidad por su imputación en delitos de corrupción cuando estuvo al frente de la Institució de les Lletres Catalanes y los cupaires mostraron sus diferencias absteniéndose en la elección, mientras que ERC votaba a favor pese a que sus diputados en el Congreso evitaron participar en la votación en la que se pedía su suplicatorio. En cualquier caso, la nueva presidenta tiene una causa abierta y por el tono de su discurso inicial, en el que obvió cualquier referencia a su antecesor, todo apunta a que volverá a haber un pulso con el Estado, dando por hecho que la legislatura ha de marcar un punto de inflexión hacia la independencia y que asume su nueva responsabilidad con voluntad de convertirse en un contrapoder e incluso desmarcarse de la posible estrategia de diálogo que pueda impulsar Esquerra.

Los republicanos y socialistas, que fueron las fuerzas más votadas, se reparten las vicepresidencias y compartirán secretarías los tres partidos más votados más la CUP, que se incorpora a responsabilidades institucionales aunque todo apunta a que seguirá fuera del gobierno que forme Aragonès con apoyos externos y condicionados. Como era previsible, ha funcionado el cordón sanitario para excluir a Vox, cuarta fuerza en las elecciones, y la aritmética de las votaciones también ha dejado fuera a los comunes, con lo cual hay una amplia mayoría independentista en la mesa del Parlament.

A tenor de lo visto en las votaciones de ayer, parece evidente que también está fraguado el acuerdo de gobierno entre ERC y JxCat con el apoyo externo de la CUP y ahora la presidenta Borràs tiene diez días para consultar con los portavoces antes de convocar el pleno de investidura, que tiene como fecha tope para celebrarse el 26 de este mes. Pese a que Salvador Illa anunció que se presentaría a la investidura como candidato más votado, no tiene ninguna posibilidad y lo más lógico es que se haga el encargo a Pere Aragonès, que sí tiene los apoyos necesarios para convertirse en nuevo president de la Generalitat.

Y cuanto antes empiece a gobernar, mejor para el país y para todos..

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