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El terremoto provocado por la moción de censura de Murcia, que ya se antoja fallida, ha acabado salpicando a la Moncloa con el anuncio de Pablo Iglesias de que presenta su dimisión como vicepresidente del Gobierno para presentarse como candidato de Podemos a las elecciones de Madrid y, según sus palabras, intentar frenar la victoria de la derecha en la comunidad. Ha sido una respuesta sorprendente porque obliga a hacer cambios en el gobierno español, a cuyo presidente informó Iglesias minutos antes de hacer pública su decisión, e introduce un elemento nuevo en las elecciones madrileñas confirmadas ya por los tribunales.

Aunque eran públicas las discrepancias de Sánchez con Iglesias, y el malestar de los ministros socialistas con algunos pronunciamientos del líder de Podemos, no se esperaba que renunciara a la vicepresidencia para enfrascarse en la batalla de Madrid, y menos cuando Podemos es el sexto grupo en la Asamblea madrileña, con siete diputados, y las encuestas no le auguraban resultados halagüeños sino más bien todo lo contrario. Iglesias ha lanzado un órdago a Más Madrid, la escisión que encabeza Íñigo Errejón y que tenía 20 diputados, para liderar una candidatura conjunta, y habrá que ver si aceptan integrarse en una lista encabezada por Iglesias.

Pero la incógnita principal es si podrán frenar las expectativas de una Ayuso crecida en las encuestas por sus enfrentamientos con Sánchez y que puede entenderse con Vox, que ya da apoyo al actual gobierno de PP y Ciudadanos, que seguramente pagará en las urnas su deriva ideológica perdiendo buena parte de sus 26 escaños, cuyo destino marcará el futuro gobierno. El objetivo es sumar la mayoría de izquierdas con los socialistas que ya fueron los más votados hace dos años y mantienen a su candidato el exministro Ángel Gabilondo, pero parece difícil que Iglesias pueda superarle, y en el mejor de los casos habría cambiado la vicepresidencia del gobierno central por convertirse en el número dos del gobierno madrileño.

Una apuesta arriesgada porque en las últimas elecciones el bloque de izquierdas quedó a cuatro diputados de la derecha con la incógnita de hacia dónde se deslizarán los votantes de Ciudadanos. En cualquier caso, la decisión de Iglesias implica su apartamiento de la política estatal y la promoción automática de la hasta ahora ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ascenderá a la vicepresidencia segunda y será la futura candidata de Podemos en las elecciones generales.

Es un relevo interesante porque Díaz es una de las ministras mejor valoradas, que ha gestionado bien los ERTE en tiempos de pandemia y ha sabido negociar tanto con la patronal como con los sindicatos. Ha sido la cara más dialogante de Podemos en el gobierno, pero no se conoce hasta donde llega su liderazgo interno en Podemos, algo siempre complicado y más cuando seguirá planeando la sombra de Pablo Iglesias.

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