EDITORIAL
Investidura previsible, pero no cerrada
La presidenta del Parlament ha iniciado la ronda de contactos con los portavoces parlamentarios para designar candidato a la investidura y de momento lo único que está confirmado es que mañana lo propondrá y el viernes se celebrará el pleno como marca el calendario sin recurrir a la fórmula que se utilizó tras la inhabilitación de Torra para hacer correr el calendario. Hay un principio de acuerdo entre ERC y CUP, pendiente de ratificación por las asambleas cupaires, que garantiza al candidato republicano, Pere Aragonès, un voto más de los que sumarían el PSC y los comunes, de forma que, como ya dejaba clara la aritmética parlamentaria, el candidato más votado, el socialista Salvador Illa, no tiene ninguna posibilidad de defender sus opciones.
Lo más lógico es que se presente a la investidura Aragonès, pero a 72 horas vista no tiene asegurado el apoyo de JxCat y con el respaldo de la CUP aún no tiene garantizada la investidura ni siquiera en segunda votación. Las discrepancias se centran en la interpretación de los resultados del 14-F, que para Junts equivalen a un empate y en consecuencia un reparto equitativo en el futuro gobierno, mientras que ERC se ampara en que es la fuerza más votada del independentismo y defiende una hegemonía similar a la que tenía Junts en el anterior gobierno, pero también en el papel del Consell de la República y del mismo expresident Puigdemont, al que ERC pretende restarle protagonismo, y en el calendario para un nuevo referéndum y la concreción del embate contra el Gobierno español.
A esto se añaden los resquemores de la anterior etapa, la discusión por algunas carteras y las líneas programáticas del futuro gobierno, pero es una negociación abierta que previsiblemente se cerrará con alguna forma de acuerdo, teniendo en cuenta que ERC ya prestó su apoyo a la elección de Laura Borràs como presidenta del Parlament, dando por asegurado que habría reciprocidad en la votación de investidura como había sucedido en la anterior legislatura. Tendrán que cerrarse flecos contra reloj como ya se ha convertido en habitual en la política catalana, donde las últimas elecciones de presidente se han pactado en el último momento y con los plazos casi agotados.
Puede mantenerse la duda de si Aragonès será investido el viernes en primera votación con mayoría absoluta si fragua el nuevo tripartito o si tiene que esperar a la segunda votación, pero sería un desastre que no hubiera un candidato con mayoría y tuviéramos que ir a una repetición electoral. Conviene que haya gobierno cuanto antes, que tenga apoyos sólidos y que empiece a gestionar después de un largo periodo de desgobierno y que se hagan realidad los deseos de Elsa Artadi de que el nuevo ejecutivo no sea un nuevo Dragon Khan ni se convierta en otro Vietnam.
Aunque visto como han ido las negociaciones, tampoco hay que albergar falsas esperanzas. .