Alivio turístico sin bajar la guardia

La alta ocupación que está viviendo estos días festivos de Semana Santa el turismo de Lleida es una gran noticia para este sector, muy castigado durante todo el invierno por la pandemia. Casas rurales, camping, hoteles, restaurantes y ofertas varias, tanto deportivas como culturales, recuperarán un poco el aliento y la caja, tras los meses de cierre comarcal que impedía la llegada de visitantes.

Si todos cumpliéramos la normativa y guardáramos escrupulosamente las distancias, el uso de la mascarilla, y la prohibición de mezclar burbujas, y la aceleración que estos días se está dando a la vacunación, tanto al colectivo entre 60 y 65 años con AstraZeneca y a los mayores de 80 con Pfizer, podríamos mantener la esperanza de una inmunidad de rebaño aceptable de cara al verano, lo que nos permitiría mejorar mucho nuestra calidad de vida, daría alas a la economía y aseguraría el verano turístico. Pero pese al millón de personas que en Catalunya ya han recibido la primera dosis y el empujón a las inyecciones, los datos no mejoran.

Ni en Lleida, que ejerce de centinela de lo que va luego sucediendo en el resto del país, ni en Europa ni el mundo en general. Ya hemos dicho en innumerables ocasiones que la solución a todos nuestros males pasa por la vacuna y que tanto la UE en general como todos sus estados miembros deben volcarse al cien por cien en este objetivo.

Pero, dicho esto, no podemos olvidar que incluso las personas que han recibido las dos dosis pueden contagiar, aunque sea levemente, y las reinfecciones en personas inmunizadas tampoco son extrañas, sobre todo en residencias. A la conclusión que nos llevan todos estos datos es que en ningún caso podemos bajar la guardia hasta que el coronavirus deje de matar a gente diariamente.

En primer lugar hay que apelar a la responsabilidad individual y colectiva, porque por mucho que la mayoría de ciudadanos muestre una gran concienciación, también hay una proporción baja, pero letal, que sigue haciendo fiestas masivas en parques, playas o casas particulares y su egoísmo extiende como la pólvora el virus. Esta quinta ola que ya tenemos en Lleida y la cuarta de Catalunya está volviendo a estresar a los hospitales y obliga a suspender operaciones de otras muchas afecciones que pueden ser tan graves como la Covid.

Son muchos los cribajes de otras enfermedades que han sido aparcados o anulados y solo el tiempo nos dirá la factura que pagaremos por relegar tratamientos y detecciones precoces de mil y un problemas de Salud. En cuanto a la vuelta al cole, el Govern ha decidido, tras estudiar la propuesta del alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, seguir con las clases en los institutos a partir del próximo martes al considerar más altos los problemas que ocasionaría a las familias que los beneficios de un cortafuegos de una semana tras las vacaciones.

Se nos presentan 15 días claves para encarar el verano. Mucha precaución.