EDITORIAL
La cultura, ¿bien esencial?
En la edición de ayer de este rotativo coincidían dos noticias que ejemplificaban las paradojas que está viviendo el sector cultural a causa de la pandemia en la que estamos inmersos desde hace más de un año. Por un lado, informábamos de la lamentable suspensión del festival Sisquere de Torrelameu, que debía convertirse en el primer gran certamen musical al aire libre que se celebraba en Ponent en muchos meses, acercando a esta población de la Noguera el próximo fin de semana a tres de los grupos más potentes del panorama musical catalán: Manel, Els Amics de les Arts y Els Pets.
Por el otro, dábamos cuenta de cómo una de estas formaciones, los barceloneses Manel, ofrecían su primer concierto en la Monumental de Barcelona ante 800 espectadores, montaje que se repitió ayer con el mismo éxito de público. Por supuesto que nos felicitamos de que en la capital catalana disfruten de eventos de esta magnitud que, como no podía ser de otra forma, respetan todos los protocolos sanitarios establecidos para evitar contagios de Covid, pero es paradójico que aquí no podamos participar en actividades de este tipo por el confinamiento comarcal, que comporta unas contradicciones difíciles de entender y comprender.
Porque queda claro que una comarca como el Barcelonès, con casi 2,3 millones de habitantes, puede organizar todo tipo de propuestas culturales porque tiene público suficiente para que sean sostenibles, económicamente hablando, pero no tienen la misma suerte otras como la Noguera, que, con poco más de 38.500 vecinos, debe confiar en visitantes de comarcas vecinas para que sea viable. No es de extrañar que los promotores del Sisquere se lamenten de estas restricciones, más cuando la cultura fue declarada bien esencial el pasado septiembre aunque, en la práctica, poco éxito ha tenido esta “brillante” etiqueta.
Esta declaración formaba parte de un plan para preservar la cultura ante las nuevas restricciones que podían decretarse y establecer acciones que diesen cobertura a los derechos culturales de los ciudadanos y a las industrias y los sectores creativos. La teoría, pues, es del todo aplaudible pero, a la práctica, resulta decepcionante, y más cuando se ha hecho oídos sordos a las peticiones del mundo cultural para que las entradas a eventos sirvan de salvoconducto para cambiar de comarca.
Incluso la propia presidenta del Parlament y que ejerció anteriormente de consellera de Cultura, Laura Borràs, se mostraba el viernes a favor de esta iniciativa, afirmando que “no podemos generar una discriminación territorial cultural”. Quizá sea por esta petición que la actual titular de Cultura, Àngels Ponsa, avanzó ayer que el Govern está trabajando en este sentido, aunque todo depende de la evolución de la pandemia.
Sería bueno que se diesen prisa para evitar más cancelaciones como la del Sisquere, que ya no podrá beneficiarse si se adopta esta medida..