EDITORIAL
Luces y sombras de las nuevas tecnologías
Los larguísimos meses que llevamos ya de pandemia, con el confinamiento domiciliario que dio inicio hace poco menos de once meses, han comportado una serie de cambios en nuestros hábitos que no hubiéramos ni imaginado unas semanas antes de hacerse evidente la pandemia. Nos las apañamos como pudimos para hacer frente a unos meses inciertos que se prolongaron mucho más allá de lo esperado y, como no podía ser de otro modo, las nuevas tecnologías se convirtieron en imprescindibles para intentar llevar un día a día más o menos normal.
Fueron, y siguen siendo, una herramienta básica para implantar definitivamente el teletrabajo y también permitieron evitar las clases escolares presenciales durante casi medio curso. Pero, como cualquier otro avance, también comportaron, además de luces, muchas sombras.
Y es que ayer dábamos cuenta de que han aumentado un 50 por ciento las atenciones por acoso escolar virtual, también llamado ciberbullying. Si esta otra pandemia, la del acoso, estaba ya presente en las aulas y en el entorno lectivo, el acceso a internet ha hecho que su extensión virtual no se limite al horario de docencia, sino que puede producirse las 24 horas del día y todos los días de la semana y con el anonimato de los acosadores como elemento agravante.
Los especialistas alertan de que la sobreexposición a las pantallas puede tener estos efectos tan negativos y aconsejan, especialmente en el caso de menores, el uso de los controles parentales de los dispositivos por parte de los progenitores, así como la limitación del tiempo de uso y conexiones. Porque, si hasta hace solo unos años los acosadores eran personas de carne y hueso que debían actuar en directo para cometer sus fechorías, ahora el anonimato que permite internet hace posible que sus ataques queden fuera de todo control.
Así, ya que el uso de las nuevas tecnologías irá a más irremediablemente, es necesario intentar prevenir estos peligros de autoría oculta porque los causantes se multiplicarán exponencialmente en la misma proporción que aumente el uso de las redes.
Fibra óptica imprescindible Hablábamos de las sombras, pero también son muchas las luces que aportan las nuevas tecnologías. Es por ello aplaudible el plan para hacer llegar la fibra óptica a todos los rincones del territorio a través de la red que impulsan conjuntamente la Diputación de Lleida y la Generalitat.
La primera fase permitirá que este servicio llegue a 82 municipios en un año y medio y que se complete la cobertura de toda la provincia en 2023. Debe ser una herramienta básica para asentar a la población en cualquier zona y atraer a nuevos vecinos.