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Por un día el protagonismo volvió a las calles, a la gente que tenía ganas de salir y disfrutar de la fiesta de Sant Jordi, de compartir libros y rosas y todos nos congratulamos de que Sant Jordi se imponga al virus, a la pandemia y a la oscuridad que estamos padeciendo en los últimos catorce meses. El año pasado no se pudo celebrar la Diada, estábamos todos confinados, no había ambiente en las calles y sí mucha preocupación y hasta miedo sobre el futuro inmediato y, por suerte, este año hemos vivido un ambiente diferente.

Aún no hemos vuelto a la normalidad, pero sí se ha podido celebrar la fiesta en la calle y los libros, la cultura y las rosas han recuperado el protagonismo que les corresponde en esta fecha, aunque hayamos tenido que soportar colas y respetar los aforos permitidos en los recintos autorizados que no han impedido que se recupere el espíritu de la festividad de todos los años. Es un primer paso hacia la normalización de la vida social con todas las precauciones necesarias porque la amenaza sigue latente, pero es un paso adelante hacia la recuperación de la vida normal y sobre todo para que el mundo editorial y cultural recupere aire.

Hay que felicitarse en los momentos que vivimos de que los libros recobren protagonismo y también de que la lectura haya sido un consuelo durante los meses de pandemia porque es importante que la literatura siga siendo un refugio en tiempos complicados y también un placer para disfrutar de la imaginación y la creatividad de los escritores. Aunque ayer no se recuperara el nivel de ventas de las ediciones de Sant Jordi anteriores a la pandemia, hemos avanzado hacia la normalidad, hacia la recuperación de la fiesta del libro y de la rosa y hacia la derrota del virus que nos ha castigado durante el último año.

A estas alturas, no es tan importante quiénes han sido los autores más vendidos, como el hecho de que los libros han recuperado la calle, el protagonismo y que la ciudadanía ha podido celebrar con relativa normalidad una fiesta única de cultura y civilidad y que se abre la puerta a que vayamos recuperando lo que hemos perdido en los últimos meses.Menos empleo a temporeros El sector agrario ya ha advertido que en esta campaña se necesitarán entre un 30 y un 40 por ciento menos de trabajadores temporeros porque las heladas han provocado un descenso de la producción. Y sería necesario que se tomaran las medidas necesarias para impedir que llegaran a nuestras comarcas personas en busca de trabajo que no tienen contrato ni posibilidades de encontrar empleo.

Tras la experiencia del año pasado, convendría extremar las precauciones para evitar falsas expectativas y multiplicar los riesgos sanitarios con llegadas masivas..

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